Bruselas. AFP Bélgica cumplirá mañana un año sin gobierno debido a las diferencias entre flamencos y valones francófonos sobre el futuro del reino que impiden vislumbrar una rápida salida a una crisis política que ya ostenta el récord mundial por su duración.
“A fuerza de empeño, quizás consigamos tener nuevo gobierno en los próximos meses, pero nadie cree en ello a corto plazo”, dice el politólogo Pierre Vercauteren.
“También podemos volver a organizar elecciones, pero esto no cambiaría nada puesto que los mismos partidos volverían a encontrarse alrededor de la mesa. Por lo tanto, solo queda continuar con Gobierno en funciones. En teoría eso es posible hasta el fin de la legislatura en 2014”, agrega Vercauteren.
El ejecutivo del primer ministro Yves Leterme, democristiano flamenco, dimitió el 22 de abril de 2010 a causa de las divergencias en el seno de la coalición gubernamental, formada por los principales partidos flamencos y valones francófonos, que representan las dos mayores comunidades linguísticas del país de 11 millones de habitantes.
Pese a las elecciones anticipadas del 13 de junio, un año después el equipo de Leterme sigue en el poder, ocupado en gestionar los asuntos corrientes, mientras las siete formaciones de Flandes y Valonia más votadas en las urnas tratan sin éxito de lograr un consenso.
En Valonia, fueron los socialistas francófonos los que se impusieron en los comicios de junio y en Flandes, los independentistas de la N-VA, que ahora son tajantes respecto a sus reivindicaciones.
La crisis estalló en 2007 con un primer período de vacío de poder que se prolongó casi 200 días y puso en evidencia las diferencias entre flamencos y francófonos.