Mideast Lebanese soldiers inspect damaged buildings at the scene of an explosion in the mostly Christian neighborhood of Achrafiyeh, Beirut, Lebanon, Friday Oct. 19, 2012. Lebanese Red Cross and security officials say a car bomb in east Beirut has killed at least eight people and wounded dozens in the worst blast the city has seen in years, coming at a time when Lebanon has seen a rise in tension and eruptions of clashes stemming from the civil war in neighboring Syria. (AP Photo/Bilal Hussein) (Bilal Hussein)
Beirut. EFE. El atentado perpetrado ayer en un barrio cristiano de Beirut, que costó la vida al jefe de la Inteligencia de la Policía libanesa, Wissan Hasan, y a otras dos personas, así como más de un centenar de heridos, ha aumentado la inquietud en el Líbano por los efectos de la crisis siria.
A primeras horas de la tarde, una gran explosión de un carro bomba sacudió la plaza Sassin, en el céntrico distrito de al-Ashrafiya, donde se vivieron escenas de pánico entre los habitantes.
Numerosos edificios quedaron dañados, donde incluso un incendió se declaró en uno de los inmuebles mientras miembros de la Cruz Roja Libanesa (CRL), ciudadanos y policías intentaban socorrer a las víctimas entre escombros y cristales rotos.
“No puedo volver a revivir escenas que creíamos del pasado. Tendríamos que unirnos, una vez por todas, contra la muerte de inocentes”, declaró Renée, una de las habitantes de la zona.
Al menos tres personas murieron y más de cien resultaron heridas, según el último recuento de la Agencia Nacional de Noticias (ANN), en medio de la confusión de cifras generada.
Aunque se desconoce al autor del atentado, fuentes policiales dijeron que el ataque iba dirigido contra el jefe de servicios secretos policiales, quien murió en el acto.
El general Hasan había llevado a cabo importantes investigaciones sobre atentados contra personalidades antisirias en el Líbano y en agosto pasado destapó una trama por la que fue detenido el exministro libanés de Información Michel Samaha, cercano al régimen sirio y acusado de planificar asesinatos contra líderes políticos y religiosos en el Líbano.
El general asesinado –próximo al grupo opositor Futuro, de Saad Hariri– estaba en la mira de grupos libaneses favorables a Siria como, el movimiento chiita Hezbolá, que habían pedido su dimisión.
Sin embargo, Hezbolá se apresuró ayer a condenar el atentado de Beirut y pidió la unidad de los libaneses, cada vez más divididos por el conflicto que atraviesa Siria y amenaza con desestabilizar el Líbano. Por su parte, el presidente libanés, Michel Suleiman, presentó sus condolencias a las familias de las víctimas y destacó la necesidad de preservar la unidad nacional y la paz civil.
Una de las condenas más enérgicas provino del ex primer ministro y líder opositor Saad Hariri, quien acusó directamente al presidente sirio, Bashar al-Asad, de la muerte del jefe de la inteligencia policial.
Del lado contrario, el Partido Sirio Nacional Social (formación libanesa abiertamente favorable a Siria) responsabilizó a Israel de lo ocurrido.
Damasco se unió a las condenas del ataque, que fue calificado de “cobarde” por el ministro sirio de Información, Omran Zubi.