Oslo. AFP. El ultraderechista Anders Behring Breivik reveló ayer su deseo de matar a más personas que las 77 asesinadas en Noruega el año pasado, matanza por la que es juzgado, pues pretendía acabar con todo el Gobierno y todos los jóvenes en el sitio del ataque.
En el cuarto día de audiencias, Breivik explicó la planificación de sus ataques, para los que se habría preparado con videojuegos, y la magnitud de la matanza contemplada inicialmente, antes de revisar a la baja sus ambiciones.
La camioneta repleta de explosivos que estacionó el 22 de julio de 2011 a los pies de la torre de 17 pisos que alberga, entre otros, la sede del primer ministro laborista, Jens Stoltenberg, tenía como objetivo todo el Gobierno, detalló Breivik.
La explosión dejó ocho víctimas entre empleados y transeúntes. El primer ministro no estaba allí cuando ocurrió la explosión.
Esta torre es “el objetivo político fijo más atractivo en Noruega pues no hay ninguna tienda, ningún café, ni civiles en los alrededores”, explicó ayer el atacante.
Al oír que la torre no se derrumbó y solo se había registrado una víctima inicialmente, Breivik dijo haber considerado que la operación fue “un fracaso” y se dirigió hacia Utoya, a unos 40 km de Oslo.
Allí disparó a mansalva por más de una hora contra una multitud de la Juventud Socialdemócrata reunida en un campamento de verano en ese territorio, frente a Oslo, dejando un saldo de 69 muertos, casi todos adolescentes.
El objetivo era matar a todo el mundo utilizando las aguas glaciales del lago como “arma de destrucción masiva”, declaró ayer.