Yakarta. AP La multitud que asistió a una protesta islamista en Indonesia se salía de la norma: empresarios elegantemente vestidos, ingenieros, abogados y madres con sus hijos pequeños.
Cuando al-Qaeda parece estar perdiendo fuerza, el reclutamiento del grupo hizo temer que Hizbut Tahrir, enigmático movimiento global islamista, podría ser un factor de radicalización del mundo islámico más peligroso que los grupos abiertamente terroristas.
Activo en 45 países, Hizbut se extiende ahora por Asia con su mensaje extremista, especialmente en Indonesia y China. Quiere unir a todos los países musulmanes en un bloque global creciente gobernado por la sharia , el concepto más integrista del islamismo. Se centra en los universitarios y profesionales, y opera en países para convencer a la población que derroque sus gobiernos.
El atractivo del movimiento en una parte influyente de la sociedad preocupa a los especialistas. El objetivo del Estado islámico, por quimérico que parezca, podría minar las gestiones para controlar el extremismo y desarrollar la democracia en países como Indonesia, que Estados Unidos ve como socio regional vital y un modelo global para el islamismo moderado.
Hizbut genera opiniones contradictorias. Ha sido considerado un movimiento pacífico dedicado a restaurar la gloria islámica de otrora y un caldo de cultivo para futuros atacantes suicidas, una correa sin fin del terrorismo.