Viven juntos bajo el mismo techo, pero ni se acordaban cuándo fue la última vez que se habían acercado tanto. Un huracán y un apagón fueron necesarios para descubrir cómo el ritmo acelerado de sus vidas los había privado de una faceta familiar desconocida.
“En mi casa despertó el arte: mi esposo es muy bueno dibujando y sacaba ratos para eso pues casi nunca tiene tiempo. Era muy bonito porque compartimos con los hijos juegos de mesa o lo que inventáramos”, narró Clara Quesada, palmareña casada con Leandro Salas y mamá de una niña y un niño.
María del Mar, su hija de 10 años, un día hizo unos dibujos en papel y luego le entregó un control remoto de televisor a su mamá. “Usted va a ir pasando los canales”, le dijo.
María del Mar maravilló a sus papás haciendo parodias de los programas de televisión. Apoyada en sus dibujos y varios cambios de ropa, presentó el estado del tiempo, concursos de canto y hasta programas de cocinas conforme su mamá cambiaba los canales. Todo, bajo estrictas órdenes de la niña, quien dictaba cuál estación seguía.
La mamá confiesa que, para ella, una semana sin Facebook, Internet, televisión y a oscuras, fue un aprendizaje de cómo mejorar la comunicación.
“A veces podemos estar juntos en una misma habitación, pero cada quién en su propio viaje. Eso debemos cambiarlo”, afirmó.
Richard Castillo, igualmente de Palmares, también aprendió durante esas jornadas de quietud laboral y silencio electrónico.
“Cuando nos dimos cuenta, estábamos todos en la mesa jugando cartas; de pronto los veo y les digo: por este apagón la familia está más unida que nunca. Fue una sorpresa, porque dejás el día a día y se te olvida lo principal: estar juntos como familia”, reflexionó ayer este mecánico automotor.
Él trabaja, su esposa igual, dos de sus hijas lo mismo... y la tercera está en el colegio. Aunque procuran cenar juntos, siempre hay una silla vacía por el trajín de vidas que llevan, confiesa Castillo.
Una noche, pusieron pausa al juego de mesa, se tomaron las manos y, alumbrados por candelas y focos, agradecieron a Dios por “una maravillosa noche de unión familiar”.
“Ha sido una semana de vacaciones forzadas, pero de todas las vacaciones es la que más he disfrutado en mi vida”, afirmó. Ayer, seguían sin electricidad en su casa.