Un chico de 19 años llamado Santiago Álvarez esperaba en los cayos de la Florida la orden de lanzar el ataque, en tanto que otro exiliado, Alfredo Durán, se entrenaba en Guatemala para la invasión a través de playa Girón, al sur.
Medio siglo después, los tres siguen esperando la victoria.
Castro acabó con los conspiradores dentro del país antes de que Durán pisase tierra. El apoyo aéreo y naval estadounidense que esperaban los atacantes jamás llegó, ni tampoco se produjo el levantamiento popular pronosticado.
La fallida invasión marcó las vidas de Rodríguez, Álvarez y Durán, y también la política estadounidense. Los participantes dejaron marca en su nueva tierra, ayudando a transformar Miami en una metrópolis de fama mundial, con gran presencia cubana, y desempeñando papeles claves en Vietnam o Watergate.
Para la Brigada 2506, como se conoce a las fuerzas de la fallida invasión, el objetivo de derrocar a Castro sigue vigente.