Tegucigalpa. AP. Tres periodistas hondureños reciben amenazas de muerte por cubrir y dar seguimiento a las causas por las que el incendio en la cárcel de Comayagua terminó en una tragedia.
El Comité por la Libre Expresión de Honduras (C-Libre) avisó del peligro que corren tres funcionarios de la televisora Catedral TV por una serie de reportajes en los que muestran presuntas irregularidades a la hora de atender el incendio que dejó 361 muertos.
Se trata del periodista Luis Rodríguez y su camarógrafo Javier Villalobos, así como el propietario del medio de comunicación, Juan Ramón Flores.
Los tres han sido víctimas de amenazas constantes por medio de llamadas telefónicas o mensajes de texto en celulares.
“Dejen de hablar del tema o los matamos”, avisaron. “Dejen de seguir hablando del incendio o les metemos fuego”, insistieron.
En los reportajes del programa Sálvese quien Pueda , transmitido por la televisora, se muestra cómo las celdas del penal seguían cerradas hora y media después del inicio del fuego.
Los videos también contienen declaraciones de bomberos que aseguran que las llamadas para alertar sobre el siniestro las realizaron los vecinos y no la Policía.
C-Libre también denunció que el 22 de febrero su vicepresidente, Danilo Castellanos, fue víctima de amenazas contra su integridad física y la de su familia, luego de criticar la gestión de un alto funcionario de la Alcaldía de la ciudad de Copán, aunque no proporcionó el nombre del funcionario.
Castellanos manifestó que recibió las amenazas por medio de mensajes de texto y llamadas telefónicas, al igual que sus colegas de Cateral TV.
“Ya te conocemos periodista... tienes media hora a partir de este instante”, amenaza el mensaje.
Sin embargo, no especificaron si esos 30 minutos de plazo eran para retirarse del programa que transmitía por televisión en ese momento o para que saliera del país.
Hasta el momento, las autoridades han evitado referirse a ambos temas, a pesar de que se trata de un problema frecuente en Honduras: en tres años han matado al menos a 23 periodistas y la Policía solo ha logrado aclarar tres de los casos.
Este país es uno de los más peligrosos del mundo para ejercer el oficio de la comunicación.