Damasco. AFP y EFE. El presidente sirio, Bashar al-Asad, se dirigió ayer a la nación por primera vez en siete meses con un discurso en el que prometió seguir su “guerra contra el terrorismo” y lanzó una nueva propuesta de diálogo, rechazada tajantemente por la oposición.
Aclamado por una fervorosa audiencia en la Casa de la Ópera de Damasco, al-Asad reconoció que Siria está inmerso en una “guerra en todo el sentido de la palabra”, de la que acusó a una conspiración exterior para tratar de dividir Siria.
En su plan de tres fases para alcanzar un acuerdo político en Siria, al-Asad exigió que cese el suministro de armas y el apoyo financiero a los “terroristas”, tras lo cual el Ejército detendrá sus operaciones, para que regresen los desplazados.
Una vez alcanzado un mecanismo para aplicar el cese de la violencia, se convocará una conferencia global que abrirá la segunda fase de la hoja de ruta, en la que se prevé un diálogo nacional, la elaboración de una nueva constitución y la formación de un Gobierno de consenso.
Ese nuevo Ejecutivo prepararía las elecciones parlamentarias, que darán paso a la tercera fase, en la que se concederá una amnistía general y comenzará a rehabilitarse la infraestructura dañada.
Al-Asad dedicó duras palabras a los “terroristas”, a los que acusa de imponer la agenda de los enemigos regionales e internacionales de Siria y de estar inspirados por la ideología “yihadista” de al-Qaeda.
Asimismo, reafirmó su defensa de la respuesta militar contra los “terroristas” y agradeció a China, Rusia e Irán por luchar contra la “injerencia” de países occidentales y árabes en Siria.
Inmediatamente después del discurso, la oposición siria rechazó la propuesta de diálogo nacional, así como cualquier iniciativa que prevea mantener al régimen en el poder. El jefe de Estado Mayor del Ejército Libre Sirio, Salim Idris, negó que los rebeldes sean “un juguete en manos de países extranjeros” y descartó dialogar con el presidente, a quien tildó de “sectario y rencoroso”.
El canciller británico, William Hague, dijo en un mensaje difundido en su cuenta de Twitter que “las promesas de reforma no engañan a nadie” y añadió que este discurso va “más allá de la hipocresía”.
Berlín lamentó que el discurso no expresa “ninguna concienciación nueva”, denuncia un “tono marcial” y espera que al-Asad se “comprometa finalmente a dar fin a la violencia de sus tropas” antes de evocar “vagas disposiciones para un cese al fuego”.