Los autobuses de Panamá se conocieron hasta hace poco como “diablos rojos”, debido a lo chillón de los colores con que eran decoradas las carrocerías, los estridentes equipos de sonido y la decoración luminosa que haría “palidecer” a un árbol de Navidad.
Estos vehículos los conducían, por lo general, sus propietarios y se vieron involucrados en múltiples accidentes por el manejo temerario de los choferes.
Eran viejas unidades de transporte escolar desechadas en los Estados Unidos, cuya presencia es muy corriente en la mayoría de países de América Latina.
El secretario ejecutivo del metro de Panamá, Roberto Roy, calificó el servicio que brindaban “como de cuarto mundo” y explicó que están en un proceso de sustitución por 1.000 autobuses nuevos, marca Volvo, que pertenecen a una empresa que se llama Metro Bus.
El nuevo equipo cuenta con aire acondicionado, son de piso bajo para rápido acceso y tienen cobro electrónico.
La llegada del pago con tarjeta era un elemento importante en el proceso de modernización del transporte colectivo porque los nuevos buses trabajarán en conjunto con el metro.
Quienes tomen el autobús, podrán especificar hasta dónde viajan y se permitirá el trasbordo al metro para completar el traslado sin tener que hacer otro pago.
Este proceso pretende terminar con los problemas de aglomeraciones que sufre parte del servicio en la actualidad.
El proceso de transición al nuevo sistema de transporte está coordinado para terminar justo con la entrada en funcionamiento de la Línea 1 del metro, en el 2014.
Roy explicó que algunas de las rutas de Metro Bus deben ser ajustadas, de tal manera que se conviertan en alimentadoras de las líneas del metro.
Desde el gobierno de Martín Torrijos (2004-2009) se habló de modernizar el transporte colectivo de la capital panameña, pero no fue hasta en el que preside Ricardo Martinelli cuando se inició el proceso.
A los propietarios de los “diablos rojos” se les indemnizó con $25.000 para sacar sus camiones de servicio y se les ofreció trabajo con los nuevos vehículos.