Óscar Ortega Hernández fue detenido por la policía del estado de Pensilvania tras el episodio de los disparos.
Hoy compareció ante un Tribunal federal en Pittsburgh, en el mismo estado, donde el juez ordenó su mantenimiento en prisión, según la misma fuente. El acusado podría ser condenado a cadena perpetua.
Una bala fue hallada encastrada en un vidrio de la residencia presidencial, situada en el centro de Washington y rodeada de estrictas medidas de seguridad.
Obama y su esposa, Michelle, que habitan en la residencia con sus dos hijas, estaban en San Diego, California, en el momento de producirse ese incidente y nadie resultó herido.
Según la acusación, y que cita a un amigo del sospechoso, Ortega consideraba al presidente como "el diablo", del que "era necesario ocuparse". Según él, el acusado "preparaba algo" y "no se detendría hasta no hacerlo".
Ortega Hernández, que residía en Idaho (noroeste), será trasladado "en algunos días" a Washington, donde continuará el proceso judicial, dijeron fuentes de la oficina del fiscal de Pittsburgh.