Washington. EFE. Expertos reunidos ayer en Washington para abordar la situación por la que pasa la violencia entre pandillas juveniles en Centroamérica, especialmente en El Salvador, coincidieron en señalar la reinserción de sus miembros en la sociedad como única solución a largo plazo.
Los ponentes criticaron las “duras” condiciones en las que viven los pandilleros convictos en El Salvador, uno de los países más azotados por la violencia entre bandas, y evaluaron positivamente que la reinserción esté dejando paulatinamente de ser un tema “tabú” entre la población, especialmente tras la tregua acordada en el 2012.
A principios de este año, los líderes de las dos principales bandas pandilleras de El Salvador, la mara Salvatrucha (MS) y la mara 18 (M18), acordaron una “tregua” para detener el enfrentamiento entre sus integrantes y reducir el alarmante nivel de homicidios en el país, cifrados en más de 29.000 entre 2005 y agosto de 2012.
Racionalizar lo irracional. “Esta pausa interesa a todos, también a las pandillas. El conjunto del país está aprovechando para racionalizar una situación que era completamente irracional”, explicó el periodista e investigador José Luis Sanz. Además, “empieza a estar legitimado hablar en público de la reinserción de presos”.
El propio presidente de El Salvador, Mauricio Funes, se felicitó en julio por la marcha de la tregua, y aseguró que esta “ha dado resultados”, al lograr disminuir en un 52 % la cifra de homicidios en el país .
Aun así, Sanz alertó sobre el riesgo que supone confundir la rehabilitación de “individuos”, a quienes se puede, “sencillamente”, encontrar un hueco en la comunidad, con la de “agrupaciones”; es decir, que asociaciones ilícitas como las bandas se vuelvan lícitas.
La posición de Sanz fue compartida por el secretario de Seguridad Multidimensional de la Organización de Estados Americanos (OEA), Adam Blackwell, quien se mostró convencido de que la solución a la inseguridad que se vive en El Salvador no pasa por “más mano dura”, sino por un cambio de mentalidad con respecto a “lo que implica ser ciudadano”.
“No exculpo a los pandilleros convictos, pero la violencia no se puede atajar con más violencia. El único camino es la rehabilitación”, sentenció Blackwell.
Por su parte, el investigador de la Universidad Estatal de Florida José Miguel Cruz aseguró que, en estos momentos, las pandillas “ya están capacitadas para responder a un hipotético plan de rehabilitación”, aunque también advirtió de que las bandas juveniles “son muy conscientes” de su poder.
La violencia de bandas en El Salvador no es un problema local, sino que se extiende y mantiene estrechos vínculos con países vecinos como Honduras o Guatemala y con ciudades estadounidenses.