Con su verbo les encendió la chispa futbolera y al mismo tiempo apagó el incendio que amenazaba con devorar el camerino bajo los sofoques de una rebeldía juvenil mal canalizada.
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Pero si Saprissa la deja ir, y no consolida esa tarde de furia en que avasalló al León y lo redujo a aprendiz de minino, entonces el cuento tendrá otro final. ¡Y de seguro con “princesos” incluidos!
David es un diamante en proceso de pulido. Erick, ya brilló lo que tenía que brillar en las canchas y ahora busca la consolidación mediática, como una voz autorizada para opinar de fútbol. Ambos son buenos en lo que hacen y deben seguir por la senda correcta.