En una meritocracia algorítmica, aquello que los modelos exijan se convertirá en la nueva norma de la excelencia.
Expulsar a las élites que defienden sus propios intereses no funcionará, si las reemplazamos por populistas inútiles que diseminan “datos alternativos”.
El quinto informe sobre el Estado de la Educación, presentado a finales de agosto, dedica un capítulo a explorar, muy por encima, las desigualdades de rendimiento en el sistema educativo costarricense.