Aquella travesía de febrero de 1929 que asumió Lindy el día de su cumpleaños número 27, no la emprendió en su querido avión de un solo motor. Más bien lo hizo en un largo y potente hidroavión.
Aquella travesía de febrero de 1929 que asumió Lindy el día de su cumpleaños número 27, no la emprendió en su querido avión de un solo motor. Más bien lo hizo en un largo y potente hidroavión.