La primera vez que se suspendieron de una azotea sintieron que el corazón les daba tumbos, pero es justamente la adrenalina la que hace que los limpiaventanas disfruten el trabajo que muchos jamás se animarían a realizar.
La primera vez que se suspendieron de una azotea sintieron que el corazón les daba tumbos, pero es justamente la adrenalina la que hace que los limpiaventanas disfruten el trabajo que muchos jamás se animarían a realizar.