Los yihadistas constituyen todavía una amenaza con células durmientes que continúan cometiendo ataques.
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Nadie sabe cuántos son, pero los yihadistas logran desde su reducto desértico de Baghuz, entre tiendas de campaña y palmeras, lanzar contraataques contra las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS).
Los islamistas, atrincherados en el pueblo de Baghuz, en menos de medio kilómetro cuadrado, libran una feroz resistencia.