Si Rivelino le hubiese “perdonado la vida” al arquero rival, habría actuado —qué duda cabe— como un sublime ser humano… pero como un pésimo deportista.
Si Rivelino le hubiese “perdonado la vida” al arquero rival, habría actuado —qué duda cabe— como un sublime ser humano… pero como un pésimo deportista.