Las democracias más eficientes de Europa no nacieron de revoluciones violentas. Fueron, más bien, producto de evoluciones culturales, mayoritariamente pacíficas.
La pandemia nos ofrece una oportunidad providencial, inmensa, invaluable, y hasta el momento la hemos desperdiciado.
Todo siempre será parcial, en pequeñas dosis. Esta es la enseñanza del tiempo que vivimos.