Aunque creamos que el Estado no necesita nuestros impuestos, lo cierto es que de ¢1,85 en gastos que deben ser atendidos, solo hay ingresos por ¢1. El resto proviene de deuda
Aunque creamos que el Estado no necesita nuestros impuestos, lo cierto es que de ¢1,85 en gastos que deben ser atendidos, solo hay ingresos por ¢1. El resto proviene de deuda