Si las aguas del Ártico se tornaran menos frías en el futuro, Panamá corre el riesgo de perder el negocio.
Sin duda, mucho más de lo que se les puede atribuir a las pasadas administraciones.
El país no debe dormirse en los laureles y más bien está en la obligación de continuar a la delantera de las naciones que ostentan los mejores indicadores de salud.