Orotina. Alajuela. El dengue grave acabó con la vida del policía orotinense Olger Flores Chaves, el 28 de junio, en el hospital Monseñor Sanabria de Puntarenas.
En aquel cantón alajuelense famoso por sus frutas, Olger trabajó por casi 20 años como el policía del pueblo. Por eso, todos allá lo conocían y lamentan su muerte.
Este policía de 51 años de edad, es la última de tres víctimas mortales del dengue grave (antes conocido como dengue hemorrágico) registradas en lo que va del año.
Las otras dos son una mujer de 50 años , que falleció a comienzos del 2013, y un muchacho de 25 años de edad, que murió en Garabito, Puntarenas.
Flores deja dos hijas adultas (Karol y Katherine), y a su esposa, Daisy Umaña.
En lo que va del 2013, casi 20.000 personas en todo el país han enfermado de dengue. Actualmente, hay 24 enfermos con dengue grave bajo observación médica, y no se ha vuelto a reportar ninguna otra muerte.
Según las autoridades de Salud, el 2013 se podría convertir en el segundo año con más casos de esta enfermedad, luego de que en el 2005 el país vivió la epidemia más grande, con más de 40.000 enfermos.
Drama familiar. “Hasta que sucedió lo de papá, entonces se comenzaron a tomar medidas en Orotina por el dengue. Si papi no muere de dengue hemorrágico (sic) aún no habrían venido a fumigar a la casa. Eso lo pedimos muchas veces y se hizo hasta después de que lo enterramos”, contó Karol Flores Umaña, la hija mayor de Olger.
“Papá estaba padeciendo de los riñones y el miércoles (26 de junio) fue a hacerse unos exámenes en la clínica. Cuando regresó fue que supimos que le habían dicho que tenía dengue, que tenía muy bajas las plaquetas y que debía ir al hospital de Puntarenas.
”Todo fue muy rápido. El jueves, muy temprano, llamaron a mamá y le dijeron que era dengue grave. Lo tenían con suero y estaba bastante delicado.
”Ya ahí nos hablaron de que solo un milagro podría sacarlo. El viernes, a las 10:40 a.m., nos llamaron para informarnos de que había fallecido. No nos dio tiempo ni de asimilar que estaba internado.
”El dengue nos lo quitó de una manera fulminante. Pero lo que más nos duele es que cosas así tienen que suceder para que se le dé la debida atención a otros casos”, agregó Karol visiblemente dolida por una pérdida tan prematura.
No es la primera vez que esta familia tan conocida en Orotina sufre los embates del virus del dengue. Katherine, la hija menor, ha estado en dos ocasiones sufriendo los síntomas del dengue clásico.