Pocosol de San Carlos. En vez de confortables asientos de cuero, tiene dos largas bancas de madera. No dispone de amplios ventanales, sino de una lona para evitar que el agua empape los viajeros.
No tiene más aire acondicionado que el viento cargado de polvo que le entra por la parte trasera.
Se trata del cajón del camión de carga que en los días de lluvia sustituye el autobús de la empresa de Luciano Jaime, quien cubre la ruta de 42 kilómetros entre San Isidro de Pocosol de San Carlos y San Antonio de Los Chiles.
Ese camión, que parece en buen estado, también transporta a los habitantes de La Guaria, Cuatro Esquinas, Banderas, Conchito y San Cristóbal de Pocosol.
El automotor tiene capacidad para unos 20 pasajeros sentados y 10 de pie. Ellos comparten espacio con llantas de repuesto, una pichinga con diésel, maletines y víveres.
Argenis Jaime, hijo del prestatario del servicio, alega que el camino está en pésimas condiciones y que así es imposible poner a circular el autobús del que disponen.
“Si no fuera por el camión de carga ya habríamos tenido que abandonar la ruta que, además, es peligrosa debido a las zanjas que se han formado y al calamitoso estado del puente de vigas de madera sobre el río Pocosol”, afirmó Jaime.
Pasajeros como Josefa Martínez dijeron respaldar a la empresa. “El empresario hace un gran esfuerzo para no dejarnos botados. Soy consciente de que con carreteras tan malas no podemos esperar un bus de lujo”, comentó Martínez.
Ayer, cuando el “chunche”, como le llaman los vecinos, regresaba a San Isidro, una de las vigas cedió y un camión maderero estuvo a punto de caer al agua.
Para cruzar ese paso, solamente quedó un espacio muy angosto, por lo que anoche fue clausurado por los vecinos.
“No queremos una tragedia”, argumentó Carlos Quirós, de la Asociación de Desarrollo de San Cristóbal.