Se dice que la energía eléctrica más cara es aquella que no se produce, la que no se tiene.
Cuando un país debe racionar la electricidad por escasez o por una falla en el sistema , el costo de cada kilovatio hora (kWh) no suministrado se eleva a $2.000.
Este precio está por encima de los $0,50 por kWh que le cuesta al Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) la energía más cara, la que genera por medio de plantas térmicas alquiladas.
La posibilidad de llegar a un racionamiento por faltante eléctrico, así como la escalada en las tarifas del servicio tiene encendidas las alarmas en el sector privado.
Juan María González, expresidente de la Cámara de Industrias, dijo que el perjuicio para Costa Rica de un racionamiento es muy alto. “Y estamos expuestos a que eso pueda llegar”, aseguró.
El riesgo de un faltante, según los empresarios, viene del atraso en la construcción de proyectos claves para asegurar la demanda futura. Este es el caso de las plantas Reventazón y el Diquís.
El primero inicialmente estaba previsto para funcionar en el 2014, pero sufrió un primer retraso con lo cual se replanteó para el verano del 2016. Sin embargo, los daños que causó la crecida del río en el sitio de presa, a mediados de este año, obligó a una nueva revisión de plazo. Ya no estará listo en el verano del 2016, sino hasta mediados de ese año.
Mientras, el Diquís sigue enmarañado por la consulta que el ICE debe hacer a los indígenas.
Según los empresarios, si a esto se une que el Proyecto de Ley sobre Contingencia Eléctrica –que abriría mayor espacio al aporte privado– se estancó en el Congreso desde hace dos años, no hay más alternativas que elevar la generación térmica o aplicar racionamientos.
La situación se podría agravar si la demanda, que ha estado contenida, empieza a crecer a un ritmo del 6% o 7% como en el pasado.
La consecuencia, según los empresarios, es que aumentará la generación térmica y las tarifas continuarán su escalada hasta llegar a niveles de crecimiento del 40% y 50% en los próximos dos años.
ICE rechaza. Frente a estos alegatos, el presidente ejecutivo del ICE, Teófilo de la Torre, responde que no existe riesgo de racionamiento ni visualiza un mayor crecimiento en las tarifas del servicio.
En cuanto a estas, arguyó, lo que ha ocurrido es que la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep) no ha reconocido a tiempo los gastos en combustibles para generación y eso provoca una pérdida para el ICE. Una vez que eso se recupere, las tarifas se estabilizarán, aseguró el funcionario.
La generación térmica tampoco crecerá, afirmó, gracias a la entrada en los próximos años de proyectos privados (390 mW) y de empresas públicas. En este último grupo citó a la Compañía Nacional de Fuerza y Luz (CNFL) con 50 mW entre eólica y la hidroeléctrica Balsa Inferior. Además, entrará Coopelesca con la planta Cubujuquí (21,6 mW) y Jasec-ICE con la hidroeléctrica Toro III (50mW). “Cuando uno suma todo eso, la proporción de renovable contra térmico se mantiene y la esperanza nuestra es que en el 2014 cumplamos lo que está en el Plan Nacional de Desarrollo que el Gobierno aprobó y es solo un 5% de generación térmica. Eso lo vamos a poder cumplir si la hidrología del 2014 es normal.”, dijo De la Torre.