Quepos. El Parque Nacional Manuel Antonio, en el cantón de Aguirre, Puntarenas, podría cerrar en poco más de una semana si se cumple una advertencia hecha por el Ministerio de Salud.
Ese despacho dio un plazo de 15 días para presentar un plan de obras que mejore el acceso a personas con discapacidad, como lo establece la ley 7.600
Alejandra Quesada, directora de Salud de la zona, especificó que la condición para no ejecutar un cierre técnico es que los responsables aseguren la construcción de un sendero con acceso universal.
La orden fue emitida el pasado miércoles 11 de junio y se originó en quejas verbales y escritas por parte de personas con capacidades especiales. Los denunciantes señalaron su imposibilidad para disfrutar del lugar.
De acuerdo con Quesada, se realizó una inspección que les permitió comprobar los incumplimientos de la legislación.
“El parque con lo único que cuenta es con servicios sanitarios para personas con discapacidad.
Ahora necesitamos que haya un sendero con acceso universal, con barreras a los lados y hasta los letreros en los árboles deben ser en braille para que los no videntes puedan también disfrutar”, precisó la funcionaria.
Alfonso Duarte, director de Áreas de Conservación del Pacífico Central (Acopac), dijo que desde principio de este año se vienen haciendo modificaciones en la infraestructura del parque con fondos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
“Vamos a presentar el plan que nos pide el Ministerio de Salud, no se puede permitir que pasen situaciones como estas.
”Se espera que todos los senderos estén reconstruidos, uno de ellos será apto para cualquier persona sin discriminación”, manifestó el encargado.
Además, Duarte aclaró que los funcionarios de esta área protegida tienen la obligación de brindar el servicio de traslado a la playa en vehículo a todas las personas que lo necesiten.
“Para finales de agosto se espera que el parque quede reconstruido en casi un 100%, haremos cumplir la ley número 7600”, prometió.
El Parque Nacional Manuel Antonio es uno de los más frecuentados del país. Recibe al año alrededor de 360.000 personas entre nacionales y extranjeros.
Mala experiencia. Heilin Ortega espera el cumplimiento de esas promesas, para no volver a pasar la mala experiencia que, asegura, vivió en diciembre de 2013.
En aquel momento visitó Manuel Antonio junto con su esposo y su hija de 4 años, quien tiene parálisis cerebral.
“Mi esposo y yo llevamos a mi hija en silla de ruedas por todo el parque hasta la playa. Ahí hablamos con un funcionario para que nos brindaran el servicio del auto y nos dijo que pagáramos un taxi. También aseguró que al parque le iban a modificar la categoría para que personas con discapacidad no entraran”, relató Ortega.
Aseguró que después de aquella respuesta decidió no volver.
“No tengo dinero para pagar un taxi que nos lleve hasta adentro y tampoco para volver a comprarle ruedas a la silla de mi hija”, dijo.