Una lista secreta de sacerdotes radicados en Costa Rica y “de buena fama” viajó desde San José y tocó las puertas del Vaticano, en Roma.
Uno de ellos será el elegido por el Papa para ocupar el cargo de obispo de la diócesis metropolitana, que comprende 110 parroquias de San José y Heredia.
La decisión de quién será el nuevo pastor católico se tomará desde la Santa Sede en una fecha no definida y responde a las recomendaciones de los ocho obispos del país y del nuncio apostólico (embajador papal) Pierre Nguyen.
“Esto no es un traspaso de poderes con banda presidencial, no es política ni se hace proselitismo”, explicó el canciller de la Curia Metropolitana, Daniel Blanco.
El cambio responde a la renuncia que presentó el arzobispo Hugo Barrantes en 2011, un día antes de cumplir 75 años. El Código de Derecho Canónico estipula que cuando los obispos llegan a esa edad, deben presentar su dimisión al Papa.
El nuevo pastor tendrá a cargo la formación de la fe y valores de 1.300.000 católicos que registra la diócesis metropolitana.
“El obispo tiene el deber de iluminar al pueblo sobre la doctrina de la Iglesia y dar un trato directo con la comunidad”, explicó el actual arzobispo.
En esa misión de guía del pueblo, Barrantes enfatizó en la necesidad de que el pastor “salga a las calles, cuide sus ovejas y ‘pesque’ a los católicos alejados de la Iglesia”.
Un ejemplo de ello es el recorrido que él hizo a inicios de diciembre en San José, con un burro chúcaro y figuras del portal vivientes, para marcar el inicio del Adviento y dar a conocer el nacimiento de Jesús.
El canon exige que el obispo sea “un hombre de buenas costumbres, con sabiduría, de buena fama y de al menos 35 años”, dicta el Código Canónico.
Los obispos son los responsables de discernir la vocación de los aspirantes al sacerdocio, supervisar las obras de bien social que estén a cargo de la Iglesia católica y celebrar las fiestas patronales.
Retos. El arzobispo Barrantes lleva una década a cargo de la diócesis metropolitana y considera que el nuevo maestro de la Iglesia tiene como urgencia unificar los proyectos de las parroquias, con el propósitos de capturar más feligreses.
“Debe ser capaz de dar respuesta a los problemas de hoy, visitar las parroquias para conocer la realidad. Es un proceso de ver, iluminar y actuar”, indicó.
En este proceso de reclutar a más fieles, Barrantes reconoce que hace falta una participación mayor de los jóvenes en las actividades religiosas.
“Este es un país de jóvenes, pero solo hemos llegado a una minoría. Hace falta motivar más. Contamos con estrategias como pastorales juveniles”, indicó.
De acuerdo con el arzobispo, “la influencia de la sociedad consumista y la disfunción de las familias han hecho que los jóvenes estén más lejos de las parroquias”.
Una vez que el papa Benedicto XVI decida quién asumirá el cargo de pastor católico, este tendrá treinta días para iniciar el trabajo. Un anillo de oro será su símbolo de matrimonio con la Iglesia.
“El nuevo obispo tendrá la tarea de ser un maestro de valores. En la Iglesia nos hacen falta líderes que transmitan y motiven a otros”, concluyó Barrantes.