El grito de “Salvemos a la Caja” se mezclaba con el de “No queremos paquetazos fiscales”, y, además, se pedía la cabeza del ministro de Educación, Leonardo Garnier.
Un sinnúmero de consignas se escuchó a lo largo del paseo Colón y la avenida segunda de San José, en una marcha más del Día Internacional de los Trabajadores.
Varios de esos lemas subieron de tono frente a los edificios del Ministerio de Hacienda y de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), en la avenida segunda.
Estas consignas fueron las que más se destacaron, pero no las únicas. Josué Álvarez, líder del grupo Estado Laico, aprovechó la tradicional marcha para solicitar al Gobierno la separación total entre el Estado y la Iglesia católica.
Mientras, Grettel Segura, una ciudadana que llegó por iniciativa propia, mostrando los colores en su blusa a rayas, marchó contra el alto costo de la vida.
“No puede ser que nos ahoguen, ya la plata no alcanza y apenas nos dan ¢5.000 de aumento”, mencionó, muy molesta, Segura.
Junto a ella estaba José Joaquín Meléndez, de 90 años, quien sostenía con firmeza una bandera del Partido Vanguardia Popular, aunque al mismo tiempo su rostro mostraba una cierta desilusión.
“Hoy es una cosa tradicional; esto ha fallado. Antes el pueblo tenía más coraje”, sostuvo Meléndez.
Igualmente, otro grupo alzó la voz en favor de los derechos para las personas homosexuales.
Concurrida pero dispersa. En una mañana con un sol inclemente, las distintas consignas se dejaron escuchar a lo largo de las diez cuadras por las que desfilaron, dispersos, los manifestantes.
Mientras la Asociación de Empleados Públicos y Privados (ANEP) dejó la marcha y se quedó al lado del edificio de la Caja, los sindicatos de educadores siguieron su camino hasta las afueras de la Asamblea Legislativa.
Allí, los parlantes de la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE) competían con los del Sindicato de Trabajadores de la Educación Costarricense (SEC).
La marcha de ayer transcurrió sin problemas. La excepción fue un grupo autodenominado “anarquistas”, que lanzó piedras y botellas a la Policía y al edificio legislativo. Pese a sus constantes provocaciones e insultos a los oficiales de la Fuerza Pública, estos no respondieron y mantuvieron la situación bajo control.