Santa Cruz. La presidenta de la República, Laura Chinchilla, no lo pensó ayer dos veces para señalar a las empresas privadas que, de una u otra forma, han obstaculizado con apelaciones el avance de proyectos de infraestructura vial importantes para el país.
La mandataria aprovechó el inicio de las obras para la carretera entre Villarreal y Veintisiete de Abril, en Santa Cruz, Guanacaste, para reclamar a los empresarios.
“Se ha entronizado en el país una cultura de bloquear y no permitir que las cosas avancen. Aquí no solo tiene responsabilidad una burocracia que se encuentra amarrada por una legislación absurda, sino también la misma empresa privada. En este caso, acudían, una y otra vez, a las apelaciones por el solo hecho de no haber ganado ellos la licitación”, dijo la mandataria.
Para la carretera en Santa Cruz, el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) tuvo que abrir un proceso de contratación en cuatro ocasiones debido a que en las tres primeras, las apelaciones de las empresas que quedaron por fuera se basaron en aspectos considerados por Chinchilla como “absurdos”.
La presidenta, quien se hacía viento con un folder para aplacar el calor de Santa Cruz, recordó a los presentes que en más de una ocasión tuvo que sentarse con empresarios para hacerles ver la necesidad de no obstaculizar las obras.
“Si yo no hubiese ido a hablar con un empresario para que pudiera finalmente permitirnos el espacio que tenía que ceder para una expropiación, la carretera de Chilamate nunca hubiera empezado. Si no hubiese llamado a algunos empresarios frente a algunas licitaciones, porque se iban a matar entre ellos, quizás esa obra nunca hubiera arrancado”, expresó.
¡Tres veces! Otro que se sumó a las críticas contra las constructoras fue el ministro de la Presidencia, Carlos Ricardo Benavides, quien con un tono enérgico resaltó, una y otra vez, que por las apelaciones el proyecto en Villarreal se tardó.
“Tres veces, tres veces, oigan bien, tres veces se cayó este proyecto por las apelaciones. Pero las tres veces estuvo ahí la presidenta para seguir adelante”, dijo Benavides.
La carretera, de 13,4 kilómetros –hoy es de lastre–, pasará a una vía de concreto con aceras y sustitución de cinco puentes.
Los trabajos fueron adjudicados a la compañía Raasa S.A., seleccionada desde la primera licitación por ¢4.387 millones.
A partir de ayer empieza a correr el plazo de siete meses para tener esa vía en operación.
La importancia de este trayecto radica en que playas como Tamarindo, Langosta y Ventanas tendrán un mejor acceso desde Santa Cruz. Se suma a los trayectos de Veintisiete de Abril -Paraíso y Santa Cruz, concluidos en el año 2009 y 2012, respectivamente.