Tilarán. La vieja casa de Edmundo Mejía, en la antigua Tronadora de Tilarán, Guanacaste, ha vuelto a recibir visitas.
La estructura ha pasado décadas bajo el agua, pero este año, tras la drástica caída en el nivel del embalse Arenal, no solo emergió sino que se puede recorrer.
Como era de esperar, le falta el techo, las puertas y ventanas, pero sus divisiones están casi intactas. Esto permite ubicar desde la sala, dormitorios y cocina hasta la ducha y el servicio sanitario.
Pese a su longevidad, el hecho de que haya vuelto a la superficie se ha convertido en un atractivo para familiares, amigos y vecinos que en su momento compartieron un café con don Edmundo (Mundo). Esta familia fue una de las 574 que cedieron sus casas y propiedades al embalse, en 1978.
Muy cerca de la vivienda, también brotó parte del puente conocido como “el de Mundo”, que el mismo Mejía levantó sobre el camino que en los años 60 unía a Tronadora con Arenal (hoy llamado viejo Arenal). Su labor fue reconocida, apodando el puente con parte de su nombre.
“Desde 1996, el lago no había bajado tanto como este año. La situación es crítica, pues hay sectores donde, más que un lago, parece un pantano”, aseguró Yeudi Álvarez, quien el martes, entre sentimientos de nostalgia y asombro, recorrió las ruinas.
Otros visitan el sitio intentando ubicar dónde estaba la sala de cine en la que algunos tuvieron su primer contacto con el sétimo arte, o la iglesia donde muchas parejas unieron sus vidas.
“El recorrido nos devuelve al Arenal, Tronadora y San Luis de lindos recuerdos; de caminos llenos de barro, de ríos crecidos y de luchas por hacer progresar esos pueblos”, dijo Antonio Vargas, quien agradece la experiencia, pero a la vez tiene la esperanza de que el Arenal, a corto plazo, retorne a su nivel normal.