El servicio de Internet de alta velocidad se concentra en el área urbana del país y tiene mínima presencia en las zonas retiradas.
En la Región Central, el 20,5% de los hogares, en promedio, cuenta con servicio de Internet. Dicha cifra incluso supera al promedio nacional de un 15,7%.
Las conexiones más utilizadas por estas familias son cable módem y ADSL, dos tecnologías que permiten altas velocidades a la hora de navegar en la red, revisar el correo electrónico, teleconferencias, bajar o subir videos.
Sin embargo, en cantones como Corredores, Coto Brus, Golfito y Osa (Brunca), así como en Limón, Talamanca, Siquirres y Matina (Huetar Atlántica) la cobertura es tres veces menor: 5,4%.
En estas zonas, aunque hay menos familias con Internet, predominan los servicios ADSL con mejor velocidad.
Así se desprende de estadísticas recopiladas por la Rectoría de Telecomunicaciones, las cuales fundamentan parte del Plan Nacional de Banda Ancha que se dará a conocer en noviembre.
Según el estudio, en una condición muy parecida están las familias guanacastecas (Región Chorotega), con apenas un 5,6% de penetración de Internet.
En esa zona la mayoría de usuarios acceden a la web mediante líneas de telefonía fija de limitada velocidad (apenas 64 kbps). Entre tanto, en hogares de San Carlos, Los Chiles y Guatuso (Huetar Norte) solo un 6,8% de las familias dispone del servicio y la mayoría con muy baja velocidad.
La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) utiliza 256 kbps para comparar cobertura de banda ancha entre países, mientras la meta del Estado costarricense es propiciar conexiones de entre 1 y 6 Mbps a la mayor población posible.
La viceministra de Telecomunicaciones, Hannia Vega, manifestó que a nivel de los países de América Latina Costa Rica no está tan mal pues tiene una penetración de banda ancha (256 kbps) del 6,2% por habitante.
Está por debajo de países como Uruguay, que tiene la mayor cobertura (11,4%), y Chile (10,5%).
Sin embargo, supera a naciones como Colombia (5,75%), El Salvador (2,8%) y Paraguay, que ocupa el último puesto (2,4%).
“No obstante, cuando vemos a lo interno del país y evaluamos conexiones de mayor velocidad nos damos cuenta de que estamos muy mal, sobre todo en las regiones fuera del área central”, dijo Vega.
A mayor educación, más se usa el servicio; por eso tiene alta demanda entre personas que cuentan con educación universitaria.
Esto hace que el uso de Internet sea frecuente aun en los hogares más pobres (ingresos mensuales por miembro de ¢37.888 o menos).
Es muy probable que en esas familias haya un hijo o algún otro miembro que cursa o es graduado de educación superior.
Por el contrario, hay hogares de ingresos altos donde la Internet veloz no tiene mayor penetración.
De acuerdo con Vega, esto obedece al analfabetismo digital.
“En este grupo tenemos a personas con suficientes recursos para adquirir el servicio, pero no sabe para qué sirve y por eso no lo usa. Con esos grupos tenemos que hacer algo”, dijo la viceministra.