Allá en el fondo está el pueblo.
En primer plano, la iglesia. De lejos parece un gran triángulo blanco sobre una alfombra verde. Escasos metros hacia atrás, está la plaza de futbol de un verde intenso y bordes blancos.
Hacia el fondo se ubican el salón comunal, un gran comedor y de seguido la gran plaza de toros.
El agua del embalse de El Diquís tocará parte del corazón de este pueblo y a 80 de sus vecinos. La iglesia se conservará, pero la plaza de toros, una especie de emblema comunal, desaparecería.
Tampoco conservarán la plaza de futbol, el comedor y salón comunal. Estos son tres sitios impecables y motivo de orgullo para la comunidad.
Es decir, el embalse impactará una parte de la comunidad mientras la otra quedará intacta. Esa gigante laguna de 1.646 millones de metros cúbicos de agua se convertirá en su nuevo vecino.
De acuerdo con el funcionario, el ICE se ha comprometido con la comunidad de Colinas, a la cual califican como una de las más organizadas y emprendedoras, a construirle un nuevo redondel de toros en un terreno aledaño.
También levantará un nuevo salón comunal y el comedor.
Pendiente de ese compromiso está Álvaro Aguero, quien apoya la planta, pero no está dispuesto a tolerar incumplimientos.
Según narra, la plaza de toros reúne el esfuerzo de muchos vecinos y de muchos años por lo que no se puede perder fácilmente.
“El ICE tendrá que construirnos un redondel igual o mejor que este”, advierte Aguero, quien junto a su familia será reubicado.
Para este líder comunal, El Diquís trae mejoras. “Esa cuesta (llamada la cuesta del burro) era casi intransitable. Para ir a Ciudad Cortés había que salir a pie o a caballo y tardaba un día. Ahora salimos en carro en solo 40 minutos”, narró.
Los arreglos del camino hechos por el ICE cambiaron la vida de los agricultores, quienes pasaban apuros para sacar sus cosechas.