Visita a la Fundacin Nacional de Solidaridad Contra el Cncer de Mama (Fundeso), ubicada en Paseo Coln, el 03 de mayo del 2011. En la foto, Mara Idal Chinchilla, de Ciudad Neilly, quien utiliza el albergue de Fundeso para poder asistir a su tratamiento en San Jos. Fotos: Mayela Lpez (Mayela_Lopez)
Luis Adolfo Montes López, de 44 años, tomó medicamentos contra la gastritis por mas de un año apegado al diagnóstico que le hicieron en el Ebais de Escazú, en el 2009.
A mediados del 2010, cuando persistían los dolores abdominales, Montes se enteró –en un centro privado– de que sus molestias estomacales las provocaba un cáncer ya en estado avanzado.
Él ahora recibe quimioterapia, pero lamenta que la atención haya llegado tarde.
Como ese escazuceño, cientos de pacientes con males oncológicos no solo deben luchar contra la enfermedad en sí misma, sino, afrontar una atención deficiente, burocrática y carente de equipos.
Esa es la situación de la lucha estatal contra el cáncer, un tema que la presidenta Laura Chinchilla prometió atender en su gobierno.
Pero un año después de ese compromiso, la falta de acciones concretas y coordinadas entre la CCSS y el Ministerio de Salud han creado un vacío en el abordaje de la enfermedad, situación confirmada en un informe que rindió meses atrás la Contraloría General de República (CGR).
La lucha contra el cáncer en nuestro país –entendido como el diagnóstico, la prevención y el tratamiento– reprueba si el criterio proviene de médicos y fundaciones que se enfrentan a la enfermedad.
Luis Bernardo Sáenz opina diferente. Él es el director del Proyecto de Fortalecimiento de la Atención Integral del Cáncer, donde se dictan los lineamientos que adopta la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Para Sáenz, uno de los avances hacia la mejora del sistema ocurrió hace solo un mes, cuando se aprobó un nuevo reglamento para el uso de los aceleradores lineales, utilizados para combatir el mal.
Sin embargo, no se tomó en cuenta un detalle: de los dos aceleradores que tiene la CCSS, uno está fuera de servicio y el otro funciona de manera intermitente.
En ese servicio los trámites administrativos superan el mes, a lo que se le suma un promedio de 45 días de espera para ser llamado a radioterapia.
Pese a ese panorama, la Caja dice que con la compra de dos aceleradores se terminarán las listas de espera. Eso ocurriría hasta el 2013.
La institución planea invertir ¢75.000 millones hasta el 2015, pero de los ¢38.600 millones que recibió del Instituto Costarricense contra el Cáncer (ICCC) en el año 2008, solo ha hecho uso de ¢1.800 millones (4,6%), menciona el informe de la Contraloría.
La entidad no brindó datos sobre cuánto tiempo esperan esos pacientes, pero informó de que eso depende del “estadio y agresividad de la patología, así como del plan criterio de especialista”, dice un escrito a raíz de consultas de este diario.
Esa espera, sin embargo, no es menor a 90 días.
Tampoco hay datos sobre cuántos asegurados que tienen algún tumor hacen fila para una cirugía, pero la entidad aseguró que los plazos no superan los tres meses, de acuerdo con el registro de la Unidad Técnica de Listas de Espera.
La información no coincide con los datos que presenta, por ejemplo, el Hospital Calderón Guardia.
Allí, un paciente que es remitido a cirugía oncológica debe esperar como mínimo cuatro meses, explicó William Hernández, jefe de Oncología de ese hospital.
Pero cada centro médico enfrenta su propia realidad, como es el caso del Hospital de Alajuela, en donde 800 personas aguardan por el resultado de una biopsia para conocer si tienen cáncer y en qué grado. Allí, solo hay un patólogo.