Eliminar el impuesto a los combustibles fue la primera propuesta de la lista enviada por el regulador general, Dennis Meléndez, al presidente de la República, Luis Guillermo Solís, con el objetivo de bajar las altas tarifas de los carburantes que se expenden aquí.
Esa medida, según Meléndez, llevaría a una rebaja del 30% en el precio final de los hidrocarburos.
Otra salida útil, destacó, es disminuir los gastos de operación de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope). Cada 10% de reducción en tales gastos permitiría la rebaja de ¢5 por litro de gasolina.
Meléndez recomendó al mandatario ordenar la reingeniería de todos los procesos internos de la Refinadora, así como eliminar la obligación que tiene esa entidad de pagar el impuesto sobre la renta de sus utilidades.
El regulador general hizo públicas sus recomendaciones ayer, cuatro días después de que el presidente Solís le exigiera, mediante una carta, una explicación sobre la metodología que utiliza para calcular el precio de los combustibles.
El método para estimar esos precios, en plantel y para el consumidor final, no varía desde el 2008.
La respuesta del funcionario coincide con la más reciente solicitud de la Refinadora ante la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos (Aresep), para subirle ¢28 a cada litro de las gasolinas súper y regular. De aprobarse, esta sería la sexta vez que los combustibles suben de precio en lo que va del año.
Ayer por la tarde, Presidencia dijo que el mandatario estaba revisando la respuesta de Meléndez, por lo que no se referiría al tema.
Alto costo. La eliminación del tributo a los hidrocarburos, sin embargo, generaría una brecha fiscal y, además, dejaría sin financiamiento al Consejo Nacional de Vialidad (Conavi), el mantenimiento de la red vial y programas para la conservación del ambiente. Así lo reconoció el regulador en el texto.
Afinar “mucho más” la estimación de los costos de transporte y dejar de tomar en cuenta los precios internacionales de los hidrocarburos –para basarse en los precios pagados por Recope– son algunos ajustes que, según Meléndez, le sacarían punta al cálculo tarifario.
Hoy, el 63% de la tarifa que pagan los consumidores por un litro de diésel depende del precio internacional. En el caso de las gasolinas súper y regular, ese rubro compone el 55% del costo final.
La orden de Solís para entender los cálculos de Aresep fue la segunda “llamada de atención”, en menos de una semana, que recibió Meléndez desde Presidencia. La primera fue por no atender un reclamo de dos ciudadanas que pedían pronta resolución a un caso.