La parálisis del desarrollo en la zona costera de Santa Cruz no verá una solución pronta, a menos que los pobladores y el Gobierno lleguen a un consenso sobre la construcción de nuevos acueductos en zonas aledañas.
Hasta hoy, la alternativa más tentadora para las autoridades es la explotación del acuífero de Nimboyores, el cual tiene un potencial explotable de 188 litros por segundo (L/s) y se ubica a unos 10 kilómetros del acuífero en crisis, Huacas-Tamarindo.
El Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) y el Servicio Nacional de Aguas Subterráneas, Riego y Avenamiento (Senara) consideran que la fuente haría crecer el abasto y, además, ser sustituta, mientras se rehabilita y desaliniza el acuífero costero.
Como primera medida, en febrero, el hotel Reserva Conchal (RC) cedió al AyA un pozo en el acuífero Nimboyores, durante 12 meses, para que lleve agua a los poblados más sedientos.
Para ello, se firmó un contrato de comodato: el AyA asumiría, ese mismo mes, el control de los terrenos y del pozo de RC, sustraería el recurso y lo haría llegar a familias y comercios, mediante camiones cisterna.
El acuerdo dispone que la empresa estaría dispuesta a donar sus propiedades y activos a Acueductos, una vez concluido el comodato. Eso, solo si AyA incorpora en su presupuesto del 2016 los recursos para construir el acueducto de Nimboyores.
Según Yamileth Astorga, presidenta del AyA, esa obra será definida mediante consulta y participación de los vecinos y acueductos rurales (Asadas), muchos de los cuales se han opuesto a ella y al “aporte” de Reserva Conchal.
¿Y ahora? La semana pasada, Astorga dijo a La Nación que acondicionaron el campo de pozos en Nimboyores, por lo que está listo para abastecer a camiones cisterna. Agregó que “quienes quieran pueden llegar a cargar agua”.
Empero, la logística para cobrarles a Asadas y hoteles por ese líquido es compleja, pues la tarifa de agua a granel (limpia, pero sin administrar) aún no se ha fijado.
Clara Agudelo, jefa de la Unidad de Gestión Hídrica del Senara, recordó que el acueducto de Nimboyores sería una medida a largo plazo. Lo son, también, la idea de levantar un acueducto en río Cañas y la de construir un embalse de 900 hectáreas sobre el cauce del río Piedras, en Bagaces, con capacidad para almacenar 80 millones de metros cúbicos de agua. Esa última, sin embargo, suma ya 25 años engavetada.
Según Agudelo, el Senara está exigiendo medidas como que los administradores de acueductos aminoren pérdidas, usen medidores para controlar pozos, sancionen y anulen concesiones.