Medellín, Colombia. Eugenia Rodríguez, experta en seguridad vial de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), recuerda muy bien una noche en que estaba de guardia en el servicio de Emergencias de un hospital brasileño.
Llegaron tantas, pero tantas víctimas de choques y atropellos en las vías, que el personal de salud no pudo dar abasto. Quedaron exhaustos.
Para ella resultó muy doloroso comprobar la juventud de muchas de las víctimas y la fragilidad de otras, como los adultos mayores y los niños víctimas de atropellos.
Fue en ese momento que ella, quien entonces era una médica terminando su rotación hospitalaria, decidió dedicarse a promover la seguridad vial para evitar estas muertes y oleadas de lesionados.
En su disertación en un taller sobre el tema, realizado en Medellín, Colombia, a principios de setiembre, esta médica brasileña insistió en cambiar el patrón actual de las ciudades, donde el vehículo particular es el dueño y señor de las calles, para devolver las vías a los usuarios más vulnerables, los peatones.
También llamó la atención de las personas con poder de decidir para tomar en serio uno de los mayores problemas de salud pública de los últimos tiempos.
¿Por qué los percances viales deben ser considerados una enfermedad y un problema de salud pública?
Tenemos una población muy saludable que fallece por lesiones. Cuando vemos los números, en algunos países esta es la primera causa de muerte entre los jóvenes entre 15 y 29 años, y de cada cuatro que fallecen tres son hombres. El impacto que esto genera en una generación en un país, y a las familias, a los servicios de salud es enorme.
LEA MÁS: Percances viales son la tercera causa de muerte en Costa Rica
“Estamos viendo en algunos países el problema de niños que fallecen atropellados por las calles, como los adultos mayores. Trabajamos mucho para prevenir las enfermedades crónicas, como la diabetes y las cardiovasculares, pero estamos perdiendo a las personas en nuestras calles.
“Es una enfermedad porque nos está robando muchas vidas y, al mismo tiempo, está demandando mucho a los servicios de salud y a los servicios de jubilación por invalidez y otros costos sociales asociados”.
¿Cómo convencer a otros sectores de que esto es una epidemia?
Es un desafío. Es un tema muy intersectorial porque las respuestas y las soluciones están en distintos sectores. Hay que promover diálogos y políticas integrales. Que la gente pueda dialogar. Que el sector transporte, responsable de construir la infraestructura con puentes, aceras y carreteras, pueda conocer esta realidad y el impacto y entenderlo en términos de la magnitud del problema.
”¿Qué significa para un país y para su economía? Muchas veces, es importante conocer qué significa en términos de ahorro para el crecimiento y el impacto económico y social. Hay que promover un diálogo social para que se busquen soluciones conjuntas”.
LEA MÁS: Gravedad de lesiones agota en horas póliza de motociclistas
Pero, ¿cómo hacer este tema políticamente atractivo? Al final, son los políticos los que bajan el dedo para que las cosas se hagan.
Sin duda, es un desafío y ahí la participación de la población es fundamental para que las políticas sean sostenibles independientemente del alcalde, del gobernador o de las autoridades máximas.
"La población debe conocer el problema, y reivindicar su derecho a tener una seguridad vial con mejor infraestructura, mejores aceras, pasos para montar en bicicleta... Esto se debe trabajar en las escuelas, en las iglesias, para que esta voz llegue a los gobernantes y no obstaculicen los avances".
¿Cuáles son los mayores obstáculos para mejorar la seguridad vial que ustedes, como OPS, han identificado?
En la historia de América Latina, tuvimos una urbanización muy rápida en un espacio muy corto de tiempo. Importamos una cultura del automóvil, de transporte individual, y esto influyó en la manera en que se construyeron nuestras ciudades.
LEA MÁS: Hospital del Trauma al tope por accidentes
“Los países que tuvieron sus políticas centradas en el automóvil están volviendo atrás, como Europa. Se está volviendo a ciudades donde se pueda volver a caminar o andar en bicicleta. También hay un sistema de mucho interés económico detrás de los transportes públicos, que no los hacen acequibles ni más baratos, que sea más barato desplazarse en transporte público que montar una motocicleta. Por eso, se deben crear condiciones económicas para que la gente pueda usar transporte público”.
¿Cuál es la situación de Costa Rica en este tema?
Es uno de los muy buenos ejemplos. Creo que el Consejo de Seguridad Vial tiene una mirada muy de avanzada en comparación con otros países. Se ha tratado, a partir de un análisis muy bien hecho de la intervención, de hacer intervenciones para mejorar la situación del país.
Porque el objetivo de bajar a la mitad las muertes en carreteras para el 2020, es difícil. La situación en Costa Rica es a la inversa. Las muertes van en aumento.
El tema de transporte público y de transporte individual es crítico. El aumento de las motocicletas las convierte en un transporte sumamente inseguro. Las velocidades aquí no tienen que ser tan altas para causar muchas lesiones y muertes. Creo que hay que poner énfasis en el tema de las motocicletas y buscar opciones que permitan migrar de las motocicletas a otras alternativas de transporte.
¿Sanción o convencimiento?
Hay que trabajar en paralelo. La sanción tiene que ver con un cambio interno. Las personas tienen que estar convencidas de que se van a estar protegiendo y también están protegiendo a otros.
“Porque esto no puede ser una cultura individual, en donde yo solo piense en mi mismo: me voy a montar en mi moto para llegar más rápido y no me importa qué pasa en el camino. Se debe fomentar una cultura de ciudadanía. Este es un espacio de todos, no de uno”.
LEA MÁS: Accidentes en moto suben 58%
¿Y la morbilidad que esto genera? ¿La discapacidad y la carga de enfermedad que los percances en las vías generan?
Es otro tema importante. Tenemos más dificultades para conocer la magnitud de la morbilidad. Estamos haciendo estudios para saber qué significa esto en término sde magnitud, de costos y de vivir con un problema que se generó como secuela de una lesión en tránsito. Seguramente, nos vamos a sorprender.
Sin duda, es necesario buscar más datos e informaciones porque esto también se convierte en un instrumento para convencer a las autoridades para tomar más acción en este tema.
¿Y qué pasa con la industria automotriz?
Hay una cultura volcada al automóvil y al transporte privado y la industria tiene interés en seguirse expandiendo y vendiendo coches. Por eso, es estratégico involucrar a la población en las soluciones para revertir una cultura que no es de ahora, sino de muchos años.
"Claro que necesitamos de los automóviles hasta para socorrer una víctima. No podemos prescindir del automóvil, pero sí usarlo con criterios más racionales".