Una bolsa de uvas oculta en una alcantarilla, un recipiente con pan casero dentro de un basurero o unos chiles rellenos –no precisamente de carne– son algunas de las cosas que oficiales de la Policía Municipal y la Fuerza Pública han encontrado durante los operativos de control de ventas ambulantes en el centro de San José.
En semejantes condiciones de almacenamiento no resulta sorpresivo que los productos aparezcan llenos de coliformes y bacterias como la Escherichia coli, según estudios que el municipio pide a la Universidad de Costa Rica (UCR). Empero, esos no son los únicos hallazgos, pues las frutas, verduras y otros alimentos también son utilizados para ocultar marihuana y piedras de crack.
De acuerdo con el director de la Policía Municipal de San José, Marcelo Solano, esta situación los ha obligado a incrementar los operativos de control en alianza con el Ministerio de Seguridad Pública, además han sumado cerca de 15 oficiales municipales que se graduaron recientemente.
"Los nuevos recursos nos están permitiendo abordar un fenómeno bastante nuevo en cuanto a la dimensión que ha tomado, que es la relación que existe entre el narcomenudeo y la venta callejera", aseveró el jerarca.
Ambos cuerpos policiales conforman una fuerza conjunta tanto por razones de seguridad como de salud; sin embargo en ocasiones parece que el recurso sigue siendo insuficiente, pues apenas los oficiales dan la vuelta los vendedores vuelven a convertir la vía en un verdadero mercado callejero.
"Un día en avenida segunda, cerca del arco del barrio chino, encontramos un vendedor que llevaba una hielera con camarones a mediodía, así se vendía el marisco y había gente que lo compraba. En ese caso realizamos un estudio de laboratorio y el producto tenía la bacteria E-coli", recordó Marcelo Solano como uno de los tantos decomisos realizados por el municipio y que por la gravedad de las condiciones se mandaron a analizar a un laboratorio.
En otra oportunidad, también se analizaron los carritos de supermercados que utilizan los vendedores de jugos de naranja. Se encontraron coliformes en el jugo, en el colador, el exprimidor y demás utensilios para vender este producto.
Las autoridades también han encontrado bolsas de productos que esconden los vendedores en basureros para evadir los controles policiales o, por ejemplo, los "guardan" en ductos de la red pluvial, de electricidad, alcantarillas o debajo de las banquetas para llegar al día siguiente y continuar vendiendo.
De acuerdo con Solano los análisis tienen como fin reforzar las campañas en las que instan a los peatones a que no se conviertan en "compradores ambulantes" y que las personas conozcan el riesgo al que se exponen al consumir estos productos.
Los estudios que realiza el ayuntamiento son contratados a la Universidad de Costa Rica pues el Ministerio de Salud no dispone de recursos para analizar este tipo de comidas decomisadas.
Guillermo Flores Galindo, director regional del Ministerio de Salud, aseguró que una de las dificultades para participar con mayor frecuencia de los operativos con la Municipalidad es la falta de recurso humano, por lo que las intervenciones se programan pero no se hacen estudios, pues son alimentos que van a ser desechados.
Flores aseguró que al consumir productos que estuvieron expuestos a contaminación de alcantarillas donde abundan cucarachas o ratas se pueden adquirir enfermedades como leptospirosis (tipo de infección bacteriana). Además el consumo de alimentos con bacterias y coliformes producto de la mala manipulación, también puede producir enfermedades diarreicas que en algunos casos pueden ser graves.
Marcelo Solano añadió que otro de los riesgos radica en la venta de medicamentos como antibióticos y medicinas que solo deberían distribuirse en lugares autorizados y bajo prescripción médica.
Además de las condiciones en las que se venden los productos, las autoridades también han intervenido bodegas en las que se almacenan los productos, las cuales se encuentran totalmente insalubres, llenas de roedores y expuestas a todo tipo de contaminación.
Los vendedores
Con el paso del tiempo, añadió Erick Calderón, jefe regional de la Fuerza Pública en San José, han logrado identificar variables entre los vendedores, por ejemplo, el hecho de que la mayoría se conocen entre ellos, por lo que se "acuerpan" cuando hay intervenciones.
Además, muchas de estas personas viven en cuarterías y un número importante son extranjeros, principalmente nicaragüenses. Algunos, incluso, portan armas blancas, factor muy preocupante para las autoridades.
"En algunos casos también se ha logrado detectar que ocultan droga, son receptores de mercadería robada y algunos son cómplices en el tema de robos y hurtos", afirmó.
El jefe policial especificó que una de las zonas donde se presenta más este problema está entre los bulevares de las avenidas central y 4, está última la que pasa por el costado sur del edificio de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Solano y Calderón coincidieron en que actualmente la población es más consciente en cuanto a los riesgos, incluso en ocasiones los mismos ciudadanos son los que denuncian sobre los sitios donde se ocultan los alimentos o dónde hay vendedores cometiendo actividades ilícitas.
Además de la venta ilegal, estas acciones también intentan combatir la obstrucción de las vías que pone en riesgo a los mismos peatones.