Max sigue con vida. Aunque ayer una entidad estatal iba a decidir si se le aplica o no eutanasia a este perro zaguate de año y medio por atacar a un niño en Dos Cercas de Desamparados, la decisión se aplazó.
Antes, el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) lo someterá al análisis de otros dos expertos.
Un primer especialista en comportamiento animal lo evaluó el 25 de setiembre y la decisión de si ameritaba sacrificarlo se programó para ayer. Pero, este viernes el veredicto se pasó al 2 de noviembre.
Senasa tomó la decisión luego de que dos organizaciones protectoras de animales ofrecieron a la entidad apoyo para que Max sea estudiado por otros dos expertos.
La primera prueba determinó que el animal presenta una “agresividad ofensiva” al sentir que se invade su territorio, el cual es exacerbado en el caso de niños.
Allan Sánchez, director de la región metropolitana del Senasa, explicó que el lunes notificará por escrito a los dueños de Max, Edgar Sibaja y Luzmilda Marchena, sobre la nueva disposición.
Según Sánchez, el perro sería retirado de la vivienda de los dueños y trasladado a un centro de entrenamiento, donde su comportamiento pueda ser analizado durante dos o tres semanas.
“Con base en valoraciones de tres expertos, se determinaría si es rehabilitable y, en caso afirmativo, se sometería a todo el entrenamiento. La familia tendría que asistir a un proceso educativo”, dijo.
“Yo quisiera desmentir en forma categórica que eutanasiamos por eutanasiar . Contamos con personal altamente comprometido con el bienestar animal y ponemos a la disposición de la opinión pública nuestros expedientes ”, añadió.
Ayer, La Nación informó de que la familia dueña de Max estaba construyendo un portón nuevo en su casa y sometiéndolo a un reentrenamiento para intentar salvarle la vida , luego de que atacara al nieto de unos vecinos, de 10 años.
Asimismo, un grupo en pro de los derechos animales convocó a una marcha el 13 de octubre para oponerse al sacrificio.
Sin embargo, Luzmilda Marchena, quien trabaja en la Municipalidad de San José, dijo que no permitirá que lo retiren de su casa pues desconfía del Senasa.
“Desde la primera visita, lo que hicieron fue venir a atropellarnos y humillarnos. La segunda vez nos dijeron que ni nos molestáramos en hacer un portón, si de todas formas lo iban a matar. No voy a exponer al perro”, advirtió Marchena.
Jamie Picado, vecina y madre del niño atacado, dijo ayer que estaba de acuerdo en que mataran el perro, pero no era lo que pedía, sino únicamente que se lo llevaran.
“No importa que defiendan al perro, pero no están sufriendo lo que mi hijo sufrió y lo que sufre cada vez que lo oye. Ahí juegan muchos niños, no es solo por la seguridad de él”, expresó la mamá.
Picado también negó que su hijo haya molestado a Max en el pasado, como alegaron los dueños, e informó sobre el interés de perseguir un resarcimiento económico.