En los últimos cinco días, el Servicio Nacional de Guardacostas ha decomisado cuatro embarcaciones por usar carnadas vivas y artes de pesca prohibidos, indicó ayer el Ministerio Seguridad Pública.
Las primeras tres embarcaciones fueron confiscadas el miércoles pasado por oficiales de Guardacostas de Golfito, quienes sorprendieron, frente a punta Morales, los barcos Capitán Bayron, Selena Calet y Stacy, que empleaban utensilios de pesca prohibidos para capturar peces vela.
Dos días después, a siete millas náuticas de cabo Matapalo, en la península de Osa, oficiales de Guardacostas interceptaron el barco pesquero Capitán Adrián, con matrícula porteña P11270.
La embarcación, además, no portaba licencia de pesca, permiso de zarpe, documentos del registro de la propiedad ni certificado de navegabilidad, detalló Seguridad.
A las tripulaciones de estos navíos se les encontró gran cantidad de producto, por lo que sus casos fueron remitidos a la Fiscalía de Golfito y a autoridades del Instituto Costarricense de Pesca y Acuicultura (Incopesca).
Martín Arias, director de Guardacostas, afirmó que estos pescadores emplean una técnica prohibida en el mar que consiste en utilizar pequeños peces vivos para capturar peces vela.
El pez vela está protegido ya que un ejemplar vivo genera más ingresos a la economía local y nacional que uno muerto, pues es la razón de ser de muchas actividades turísticas y deportivas de las que dependen familias de ese cantón.
Pescadores se unen. Para los pescadores de Golfito, las autoridades están siendo más rigurosas con ellos que con los de otras zonas costeras del país.
Incluso, ante las detenciones de los últimos días, los trabajadores del mar crearon una comisión de lucha para defender al sector, explicó Víctor Julio Rocha.
“Lo primero que vamos a pedirle al Gobierno es que investigue el proyecto de la declaratoria de pesca del área marina o pesca responsable. Ese proyecto , en vez de ayudarnos, más bien viene a sepultarnos”, manifestó Rocha.
Leonardo Picado, pescador golfiteño, afirmó que fue arrestado por tener en su embarcación carnadas vivas o 23 pescados de los que llaman bonitos, los cuales le fueron botados por varios oficiales.
Entre tanto, Carlos Villalobos Oconitrillo denunció que perdió su casa por no poder pagar la deuda que tenía con un banco local.
“Saqué un préstamo por ¢15 millones y compré dos barcos. Pagaba de cuota ¢200.000 al mes; todo iba muy bien, hasta que nos dijeron que debíamos de pescar a 30 millas de Golfito”, afirmó Villalobos.