Un bebé de 14 meses de edad, vecino de Escazú, en San José, es el costarricense más joven en recibir un implante que le permitirá escuchar con normalidad.
El niño nació con una enfermedad que le impedía oír. Para los médicos, la mejor solución fue colocarle un implante coclear, un aparato que sustituye las células sensoriales en quienes tienen daños en el oído o en los nervios auditivos.
No es una cirugía complicada. El pequeño –cuya identidad no fue revelada por solicitud de sus padres– fue internado en la mañana del día de la operación y en la tarde ya estaba en su casa, según informó la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) en un comunicado.
Julián Chaverri, otorrinolaringólogo que hizo la cirugía para colocar el dispositivo, asegura que la edad temprana no es un obstáculo.
Según dijo Chaverri en el boletín de prensa, si un implante se coloca a una edad temprana, tiene la enorme ventaja de propiciar el desarrollo del lenguaje en un niño con dificultades auditivas justo en la misma etapa de la vida en que lo hace cualquier otro niño que escucha normalmente.
Tanto el Hospital San Juan de Dios como el Hospital de la Mujer permiten detectar estos daños en las primeras 24 horas de nacidos.
Centro nacional. En el Hospital México funciona el Programa Nacional de Implante Coclear desde el 2002. De entonces a la fecha, se han colocado unos 224 de aparatos.
El sistema auditivo está compuesto por la oreja, los conductos auditivos externos, el oído medio y el oído interno.
Una persona sin problemas para oír recibe ondas sonoras del aire, la oreja las amplifica y luego las envía al conducto auditivo externo. De ahí pasan al oído medio, donde la onda cambia a vibración.
La vibración viaja hasta el oído interno, donde las células sensoriales interpretan el sonido y permiten que una persona escuche.
En alguien a quien no le funciona el oído interno el implante coclear transforma el sonido en energía eléctrica. Esta energía se usa luego para estimular el nervio coclear, al cual se envían señales que el cerebro lee como sonido.
El implante se pone en el hueso interno del oído y unos cables con electrodos llegan hasta la cóclea. El receptor se coloca dentro de una cavidad creada detrás del oído.