“Tuve la oportunidad de elegir sobre mi maternidad, derecho que pocas mujeres ejercen. Escogí cuándo quería embarazarme, cómo viviría esta etapa y me preparé para que mi parto fuera la mejor experiencia posible”.
Yaliam González, de 28 años, dio a luz a su pequeño Agustín el 30 de enero, en su casa. Su primera hija, Camila, hoy de cuatro años, nació en un hospital.
Esa primera experiencia la describe como “traumática”, pues fueron 12 horas de labor y le indujeron el parto con separación de membranas. “Fue doloroso”, recuerda.
El nacimiento de su segundo hijo solo tardó cinco horas desde las primeras contracciones.
“Nació en un ambiente de amor, muy respetado. Yo salí súperrápido, no tuve ningún desgarre y la recuperación fue muy fácil para ambos. Viví cada una de las etapas del parto, sentí su cuerpo abriéndose paso dentro del mío, vivo, sabio, instintivo. Me sentí conectada y comunicada con mi bebé”, comenta.
Esta vecina de Concepción, en San Rafael de Heredia, se aseguró el más estricto control prenatal, tanto en el Ebáis como con un ginecólogo privado monitoreando su estado y el desarrollo de Agustín. Ante una eventualidad durante el parto, la familia tenía plan ‘B’: estaban a 20 minutos de un hospital.
El siguiente texto, lo escribió Yaliam. Describe su experiencia de dar a luz en casa: “A las mujeres, nos han educado con la creencia de que dar a luz un hijo es una experiencia traumática y dolorosa, donde no queda más que aguantar silenciosamente el sacrificio requerido para convertirse en mamá, poniéndose en manos de los profesionales y de la ciencia, que han encontrado la forma de optimizar el proceso de traer nuevas vidas al mundo. ”Así lo viví con el nacimiento de Camila, y me prometí a mí misma, por la experiencia tan traumática que tuve, evitar que volviera a ocurrir. ”Dar a luz no es una enfermedad, es un proceso natural y fisiológico. Siempre me llamó la atención los contados casos que lo habían vivido de otra manera, y así, investigando exhaustivamente, decidí que quería un parto humanizado. ”Agustín nació en la casa, calientito y rodeado de amor. Viví cada una de las etapas del parto, sentí su cuerpo abriéndose paso dentro del mío, vivo, sabio, instintivo. Me sentí conectada y comunicada con mi bebé.”Poder escoger con quienes estar en un momento tan íntimo, fortalece los lazos de amor. El padre, por ejemplo, que con dificultad se le permite ser un observador en un parto a nivel hospitalario, se vuelve partícipe y se vincula a un nivel superior con el bebé y su mamá en un nacimiento en el hogar.”El parto fisiológico es muy poderoso. Te da una conciencia muy grande de la vida y te hace sentir parte de la naturaleza. ”El mismo cuerpo que desarrolló este nuevo ser, es capaz de hacerlo nacer.”Parir es tomar el control, desarrollar la autonomía, reivindicar lo femenino”.