La Clínica Alfredo Volio, en Cartago, le programó a Amado Serrano Alvarado, de 78 años, una cita con el urólogo para el 12 de febrero del 2021, con la advertencia de llegar a tiempo.
Este vecino de Cachí, en Paraíso de Cartago, tiene un problema testicular que espera no se le agrave para entonces, si es que logra llegar ese viernes a la cita, a sus 83 años.
Serrano fue peón de finca toda su vida y no ha sido el único caso de características similares. Recientemente, la Sala IV ordenó a la Clínica Solón Núñez, en Hatillo, adelantar un ultrasonido de mama que programó al 2020 para una mujer.
Krisia Diaz Valverde, directora del Hospital Max Peralta, al cual pertenece la clínica Volio, explicó por correo electrónico a La Nación que Urología es una de las especialidades con más limitaciones en el país.
En el caso de ese centro médico cartaginés, señaló que hace dos meses tenían solo tres urólogos para responder a las necesidades de más de 500.000 habitantes. “La especialidad recibía mensualmente 155 pacientes más de los que tenía capacidad para atender”, enfatizó.
“En mayo 2016, con la llegada de un nuevo urólogo, se incrementaron las posibilidades de reducir la brecha, y por ende los plazos de espera”, aseguró.
Este hospital, según Diaz, aplica otras medidas, como la apertura de una sala de procedimientos ambulatorios (que no requieren internamiento), la compra de equipo para ampliar la capacidad instalada y disminuir plazos de espera, y la solicitud de nuevo personal médico.
En el caso de Serrano, pidió que el paciente o algún familiar envíe la referencia original o una copia clara para que el caso sea evaluado por el jefe de servicio y establecer la fecha óptima para la atención.