Si la atención de la salud mental de los jóvenes se midiera con objetivos y políticas, Costa Rica tendría aprobado el examen.
Además del Plan Estratégico Nacional de Salud de las Personas Adolescentes (Penspa) y una política de salud mental, el país cuenta con múltiples documentos de temas vinculados.
La viceministra de Salud, Sisy Castillo, afirmó que el Penspa está en proceso de ejecución, incluyendo capacitaciones a funcionarios en temas de adolescencia.
Castillo y Virginia Rosabal, coordinadora del Programa de Salud Mental de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), aseguraron que se han formado profesionales de Medicina, Psicología y Trabajo Social en las guías de intervención para trastornos mentales.
Aunado a esto, hay una serie de acciones para prevenir y atender el embarazo adolescente y promover estilos de vida saludables en los centros educativos.
“Es importante considerar que la ejecución del Penspa requiere de una organización intersectorial y del otorgamiento de recursos humanos y técnicos de las instituciones participantes, lo cual no es de fácil resolución en un corto plazo”, resaltó Castillo.
Para los psiquiatras consultados del sector público y privado, la puesta en práctica de los planes y su alcance real deja mucho qué desear.
La primera limitante se debe a que el país carece de un perfil epidemiológico en el cual basar sus lineamientos y definir cómo asignar recursos. Esfuerzos recientes por financiar un estudio de este calibre resultaron infructuosos.
La segunda crítica es que la política no logra una verdadera integración de los sectores involucrados y, por tanto, queda en papel.
Ese es el criterio de Alberto Morales, director de la Clínica del Adolescente, quien criticó la pasividad del sistema de salud en este tema y la poca incidencia.
“Se elaboró un plan, se oficializó en una reunión muy bonita, pero, por falta de voluntad política, diría yo, ahí quedó. Dos años después, está detenida. Dicen que ya se inició la implementación, pero no se ha sabido más”, dijo Morales.
“Al no estar trabajando en prevenir estos trastornos y designando los recursos, nos estamos quedando desprotegidos. Es absurdo que el sistema mantenga esta deficiencia y que por muchas administraciones no se ha hecho nada”, añadió el psiquiatra Luis Diego Herrera Amighetti.
El encargado del Programa Integral de Atención del Adolescente (PAIA), Marco Díaz, aseguró que la CCSS está dominada por paradigmas que consideran que los jóvenes, por definición, son sanos. Al no ser un tema prioritario, no se destinan los recursos necesarios para dar una atención diferenciada a los jóvenes.
Rosabal resaltó que en Costa Rica no hay especialidades en Psiquiatría para niñez y adolescencia. Según el Censo del 2011, en el país hay unas 630.000 personas de 10 a 17 años, de las cuales, 243.000 tienen entre 15 y 17 años.