Rodolfo Piza entró al salón B, en el tercer piso del hotel Aurola Holiday Inn, en el centro de San José, en medio de los aplausos de un PUSC dividido, que chapotea para conseguir unidad en sus filas.
Como parte de la estrategia para juntar las partes de la Unidad Social Cristiana (PUSC), Piza echó mano de dos dirigentes de tendencias diferentes en la agrupación, para que lo acompañen como candidatos a la vicepresidencia.
Piza, el exmagistrado suplente de la Sala IV y expresidente de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), sudaba en el salón, donde 55 miembros de la Asamblea Nacional le dieron un voto unánime para ser el candidato presidencial, en las elecciones de febrero.
“Nos toca una tarea por unir al Partido. Un deber que tenemos todos los dirigentes y dejar atrás las diferencias”, afirmó.
El aspirante a la primera vicepresidencia es el exdiputado Carlos Araya Guillén (1986-1990), quien fue embajador en Brasil en el gobierno de Rafael Ángel Calderón Fournier (1990-1994).
Para la segunda vicepresidencia, Piza presentó a Patricia Vega Herrera, exministra de Justicia durante el gobierno de Abel Pacheco (2002-2006) y exdirectora de la fundación Marviva.
A una semana de vencer el plazo para inscribir candidaturas y con el Partido en crisis, Piza asumió ayer el papel que se le negó en las urnas, el 19 de mayo, cuando perdió contra Rodolfo Hernández (77% contra 23% de los votos).
El exjefe de campaña de Hernández y candidato al primer lugar a diputado por San José, Humberto Vargas, expresó que existe un esfuerzo por llevar equilibrio a las fuerzas divididas en el PUSC.
Un hueso con hormigas. Piza llegó a la candidatura obligado por las circunstancias, luego de la doble renuncia a la candidatura -en menos de una semana- de Hernández por disputas con la dirigencia.
El clima en el PUSC sigue caldeado. Mientras Hernández se fue aduciendo puñaladas y traiciones. Piza aseveró que no conoce a los “puñales” pero que tiene los escudos para enfrentarlos.
En estas condiciones, acepta que el panorama no es fácil: “Yo asumo que todos los huesos tienen hormigas. No soy tan iluso como para creer que no. Lo que importa es el hueso, no las hormigas”.
Por ahora, Piza se mueve más por ímpetu, que por un plan estructurado: no tiene jefe de campaña, ni cita para ir a los bancos a pedir financiamiento, ni tiene, de momento, casa de campaña.
Henry Salazar, presidente de la Juventud Socialcristiana, trata de ser optimista y asegura que encontrarán la unión partidaria, en una campaña, que para ellos, vuelve a empezar.