A 29 de los 57 nuevos diputados les tocará ir a los servicios sanitarios colectivos en los próximos cuatro años debido a que sus futuras oficinas carecen de ellos.
La ausencia de esos espacios es una de muchas incomodidades que van a encontrar cuando asuman funciones, el próximo 1.° de mayo y mientras se construya el edificio de seis pisos, cuya etapa inicial podría comenzar en abril.
Los congresistas tampoco deben sorprenderse si de pronto aparece una cucaracha en su oficina. Mucho menos si la polilla invade su curul en el plenario.
Y es que la Asamblea Legislativa no se ha podido librar de esas plagas, aunque existe el consuelo de que hay menos ratas.
Los inquilinos de cuesta de Moras a partir del 1.° de mayo también tendrán que prepararse para la época lluviosa, pues las canoas no tienen suficiente capacidad y el agua se mete en algunas partes, como en el lobby del plenario.
En la lista de inconvenientes también está la alta vulnerabilidad ante temblores que tienen inmuebles como el antiguo Colegio Sion y la denominada Casa Rosada, al costado sur del parque Nacional.De hecho, el Instituto Nacional de Seguros (INS) suspendió la póliza de incendios por terremoto, aunque mantuvo el seguro contra sismos.
Las condiciones de las edificaciones legislativas motivó incluso que el Ministerio de Salud, en junio del 2010, ordenara el desalojo de 40 oficinas de diputados por hacimiento y deterioro.
Además, los llamados apartamentos Lam, en el costado oeste del edificio principal, fueron demolidos por inhabitables, en 2010.
Testigos. Las incomodidades sanitarias y de infraestructura están a la orden del día en edificios que tienen 100 años de existencia.
Los actuales legisladores son testigos de todos estos males.
Mireya Zamora, diputada libertaria, cuenta por ejemplo que en la Casa Rosada, donde se hallan las oficinas de su bancada, se fumiga cada mes debido a la polilla. “Hubo que cambiar el piso porque era de madera y se estaba hundiendo”.
Fabio Molina, legislador verdiblanco, asegura disfrutar ahora de mejores condiciones que en los dos primeros años, gracias a las obras que se hicieron en el edificio Sion.
“Mi recomendación es que insistan con el nuevo edificio”, dijo.
Paliativo. El director ejecutivo de la Asamblea Legislativa, Antonio Ayales, comentó que, recientemente, gastaron ¢150 millones en arreglos que son “un paliativo”.
Por ejemplo, el Castillo Azul, donde está la Presidencia del Congreso, fue reforzado con fibra de carbono en las paredes. Los jerarcas legislativos cruzan los dedos para que, en dos semanas, la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena) avale construir el nuevo inmueble.
La posibilidad de estrenar una nueva torre traería inconvenientes pues se construirán encima del recinto principal del Congreso.
“No hay manera de evitar ruido y polvo”, advirtió Ayales.
De los 57 nuevos parlamentarios, 30 estarán en el Sion, 17 en el recinto principal, cuatro en la Casa Rosada y seis en oficinas alquiladas. Colaboró Aarón Sequeira.