“Siempre hay sorpresas, no porque nadie quiera esconderle a uno nada (sino que) la administración es muy grande; estamos hablando de 300.000 personas”.
Son palabras de la mandataria Laura Chinchilla. Se las dijo ayer en Casa Presidencial a su sucesor, Luis Guillermo Solís, durante un intercambio de impresiones sobre el Gobierno.
“Habrá momentos en que Luis Guillermo probablemente va a decir ‘pucha, ¿por qué doña Laura no me advirtió?’”, agregó Chinchilla a falta de solo 48 horas para entregar la banda presidencial.
De una vez la gobernante dejó muy claro cuál será su papel a partir del jueves: “El presidente saliente tiene que irse para la casa, tiene que dejarle el espacio a quien viene a gobernar, no puede estar compitiendo con quien viene a gobernar. Habrá obligación de responder dudas sobre nuestra gestión, pero nada más”, aseguró.
Solís, quien el lunes dijo que recibía una “finca encharralada”, tuvo elogios para Chinchilla y añadió que la evaluación de esta administración se efectúa donde corresponde, en la Asamblea Legislativa.
“Me parece que hay que reconocerle su esfuerzo y la gestión honesta”, sostuvo el presidente electo, quien durante la cita recorrió Casa Presidencial y conoció parte del personal que seguirá allí.
Batallas no ganadas. Laura Chinchilla añadió que “con absoluta franqueza” le expuso a Solís los temas que la dejan con angustia. Se trató de dos que calificó como “batallas no ganadas a pesar de que libramos las luchas” y que fueron recurrentes en su discurso: déficit fiscal y reforma institucional.
“Me hubiera gustado entregarle a don Luis Guillermo un país con el déficit fiscal en proceso de atenuarse. Hicimos lo posible, ganamos algunas de esas batallas en las leyes que logramos aprobar, en el recorte de gasto que logramos hacer, pero no fue suficiente para disminuirlo de manera más importante”, detalló la mandataria saliente.
En cuanto a la reforma del Estado, manifestó que los proyectos quedaron presentados en la Asamblea Legislativa y celebró que la nueva fracción del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) solicitara la creación de una comisión especial para discutir cada plan.
Chinchilla le recomendó a Solís echar mano de las sugerencias contenidas en el último diagnóstico que el Ministerio de Hacienda elaboró sobre la situación fiscal, al destacar que ofrece un abanico de acciones que se pueden tomar. Y, en cuanto a la reforma institucional, le aconsejó retomar el informe de la Comisión de Notables.
También, le advirtió a su sucesor de posibles escollos que podría encontrar, sobre todo en el tema tributario: “El problema es cuando el presidente puntualiza quién va a poner su cuota de sacrificio, quiénes tienen que pagar más y quiénes tienen que renunciar a privilegios. Está en manos de él hacer esa valoración”. De todas las recomendaciones, Solís tomó nota.
Pide calma. El mandatario electo también llamó a la calma luego de que un informe de la Contraloría General de la República advirtió del deterioro financiero que afrontan algunas instituciones públicas y del que se avecina sobre otras si no se resuelve el déficit fiscal.
“Cierto es que es una materia de preocupación que nos agobia y que queremos resolver con firmeza, pero hablar de que es inminente el cierre de instituciones y de que es inevitable el colapso del Estado, no corresponde”, apuntó Solís.
“No creo que haya que encender alarmas y hablar de un inminente colapso del Estado. Eso no contribuye al clima de tranquilidad que es necesario”, declaró.
Chinchilla añadió que, según Hacienda y el Banco Central, quedan suficientes reservas para cubrir los rubros de salarios, intereses y pensiones por todo el año.