La diputada Carmen Quesada, de Limón, se quitó ayer de encima, finalmente, la bandera del Movimiento Libertario.
Ya era hora, coinciden ella y el dirigente libertario Otto Guevara, protagonistas ambos de un conflicto que llevaba meses por razones políticas e ideológicas. Llegaron, incluso, a dejar de hablarse y, ayer, como en los matrimonios fallidos, al fin firmaron el divorcio y todos alegres.
Guevara dice haberse quitado un obstáculo interno dentro del Movimiento Libertario, que ahora queda reducido a solo tres legisladores: él, José Alberto Alfaro y Natalia Díaz.
Quesada se despojó ya de esa camiseta del Libertario, que nunca, en realidad, interiorizó. Ella aboga por defender instituciones públicas, rechaza el contrato para entregar el puerto de Moín a APM Terminals y se opone a cortar los presupuestos públicos, al estilo de Guevara.
Esta divergencia la dejó clara, ayer, Quesada al anunciar su renuncia al partido de Otto Guevara, durante un discurso en un acto en la Escuela de Cieneguita de Limón, frente al presidente, Luis Guillermo Solís.
A Guevara no lo sorprendió. Es más, aseguran que el Partido le había pedido que se fuera de la bancada. Un comunicado de la agrupación indicó que este es un paso más “con el fin de limpiar a lo interno aquellos focos de desestabilización e incoherencia ideológica de personas que llegaron a infiltrarse dentro de la organización, con el único objetivo de satisfacer sus ambiciones políticas que no habían logrado concretar en otras tiendas”.
“Parece más del Partido Acción Ciudadana y en algunos puntos se comporta como del Frente Amplio”, dijo Guevara ayer, a quien ella más bien acusa de defender un monopolio: el del control sobre el Partido.
Así critica al jefe de fracción, fundador, exdiputado y cuatro veces candidato presidencial. Además, le atribuye una personalidad cambiante, que busca beneficio propio y que no cumple su palabra, como la que prefirió no honrar cuando declinó ceder a Quesada el puesto de jefa de fracción en el año legislativo 2015-2016.
El conflicto no es poco y va más allá de la ideología, a pesar de lo flexible que esta resulta a lo largo de los años en el Libertario. “He sufrido violencia política”, denuncia ella, quien se declara defensora de las mujeres y de su gremio de educadores.
Se trata de un pulso político que se venía gestando y manifestando con las votaciones dentro de la Asamblea Legislativa, del Partido y más allá.
La gota que derramó el vaso –según Guevara– tiene que ver con el esposo de Quesada, Róger Rivera. Éste fungía como jefe administrativo de la fracción libertaria en la Asamblea Legislativa, pero fue separado del cargo después de que renunció al Partido para postularse como candidato a alcalde en Limón, pero por el Partido Republicano Social Cristiano, liderado por el exmandatario Rafael Ángel Calderón.
De esto no mencionó palabra la legisladora, entrevistada ayer poco antes que Guevara. Aunque se le preguntó directamente “¿a cuál candidato a alcalde apoyará en Limón en la elección municipal de febrero?”, ella contestó que tiene buena comunicación con fuerzas locales, pero no dio palabra alguna sobre su marido.
Después se le volvió a llamar y sí. “Es que yo le entendí Limón como provincia y por eso no mencioné a don Róger, que es mi esposo. Por supuesto que lo voy a apoyar, pero en absoluto tiene que ver con mi renuncia al Partido”.
Más allá de las razones de la renuncia, lo inobjetable es que se queda con solo tres legisladores el partido que llegó a tener nueve en el cuatrienio anterior.
De nuevo, el Movimiento Libertario ve cómo un diputado renuncia a su bandera, como ya ha ocurrido en siete ocasiones previas en los últimos 10 años. Tampoco es nuevo el argumento de Quesada de querer abandonar una agrupación política dominada bajo el dictado de Guevara.
Así, la actual Asamblea Legislativa aumenta su diversidad de fuerzas políticas, pues ya aloja a nueve partidos y ahora se suma Quesada como independiente, con derecho a una silla en las reuniones de jefaturas de fracción.