Henry Mora avanzó con paso firme por los pasillos que conectan la jefatura del PAC con el plenario. Giró a la izquierda; detrás suyo venía Víctor Morales Zapata. En la entrada al Salón de Expresidentes de la República, ambos diputados doblaron de nuevo a la izquierda, directo a la jefatura de Renovación Costarricense. Iban con la convicción de negociar con el bloque evangélico, en busca de votos para la candidatura de Mora.
Sin embargo, en ese mismo momento, los cristianos se alistaban para irse de allí, a dialogar con el Partido Liberación Nacional (PLN) y el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), en un hotel capitalino.
Gonzalo Ramírez y Abelino Esquivel, de Renovación Costarricense, y Fabricio Alvarado, de Restauración Nacional apenas si saludaron a Mora y Morales antes de salir, a paso largo, hacia la calle, donde estaba el Toyota del legislador de Mario Redondo, quien los esperaba para llevarlos al hotel donde los aguardaban los verdiblancos.
Un par de minutos antes se les habían adelantado los libertarios Otto Guevara y Natalia Díaz, quienes también estaban en la jefatura de Renovación. Todos los que salieron a reunirse con el PLN y el PUSC, lo hicieron por una puerta lateral.
Había prisa por conversar, así lo dijeron Guevara, Redondo y Ramírez. Los congresistas del PAC también llevaban prisa, pero su camino se terminó allí, en la jefatura del cristiano Ramírez quien los dejó sentados, esperando a terminar su cita con el PLN.
Era el preámbulo de lo que iba a pasar después, al menos en lo que a la cacería y acuerdo de votos se refiere. Los representantes del oficialismo se quedaron prácticamente solos, con un apoyo entre dientes del Frente Amplio en la víspera de la elección.
Las primeras horas. La jornada de ayer se inició con la búsqueda de votos que hizo, puerta a puerta, el legislador del Partido Acción Ciudadana (PAC), Ottón Solís, quien tenía licencia para intentar ser la carta oficial.
Sin embargo, la agenda austera que proponía cierre de cafetín y recortes en viajes y beneficios no fue lo suficientemente tentadora para los diputados.
Poco después del mediodía, Solís ya tenía claro que ni el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) ni el Frente Amplio le darían el apoyo necesario, para llegar a los 29 votos y ser presidente del Congreso.
Tras la caída de Solís, el PAC dio el respaldo a Henry Mora, quien salió a buscar votos y compromisos. Eran poco más de las cinco de la tarde, y Mora guardaba la esperanza de retomar el fuelle necesario para asegurar su reelección.
Sin embargo, el PLN no se había quedado sentado esperando la decisión del PAC. Para entonces, los verdiblancos ya tenían adelantadas las conversaciones para convencer al parlamentario del PUSC, Rafael Ortiz, de ser su candidato a la presidencia.
Aún así Mora salió en busca de los votos y el primer despacho al que entró fue al del diputado del Partido Accesibilidad Sin Exclusión (PASE), Óscar López.
Por otro lado, Emilia Molina y Marco Redondo, del PAC, fueron a tocar la puerta de la jefatura del Frente Amplio, que en palabras del subjefe de fracción, Edgardo Araya, estaba condicionada a lo que planteara el PUSC en un eventual acuerdo. Pero las dudas eran en vano, pues los socialcristianos ya habían acordado negociar con el PLN.
Mora, Morales, Molina y Redondo, así como Nidia Jiménez y Franklin Corella, todos del PAC, terminaron por encontrarse en la jefatura de Renovación. Ellos esperaban negociar con los cristianos que, en realidad, tenía todo listo para pactar con el PLN, PUSC y Libertario.
El día terminó de derrumbarse para Mora, al enterarse de que su padre, Manuel Mora Fernández, de 79 años, falleció mientras él seguía esperando negociar.
A pesar de la noticia, Mora dijo que hoy seguirá luchando por la presidencia, y a la hora de cierre de edición, seguía en el Congreso, confiando obtener el apoyo necesario para su continuidad .