Luego de un viaje de tres días por varias ciudades de Nicaragua, los diputados ticos que fueron a reunirse con sus similares de la Asamblea Nacional en Managua intentan justificar su decisión ante las críticas de otros legisladores, incluso de sus propios partidos políticos.
En la reunión semanal de la fracción del Partido Liberación Nacional (PLN), los cuatro legisladores que fueron parte de la visita contaron sus razones.
Uno de ellos, Michael Arce, comentó que apenas recibió la invitación, vio la gira como una oportunidad para “ir con contundencia a sostener las posiciones que Costa Rica siempre ha defendido”.
Para él, era necesario ir hasta los dominios del régimen sandinista a escuchar de primera mano a sus políticos y también las voces de la oposición.
“Mi motivación fue ir y sostener que, para pensar en oportunidades conjuntas, primero hay que defender valores que son intrínsecos a nuestra democracia: paz, libertad, defensa de derechos humanos, la defensa a ultranza de la democracia y el respeto absoluto a las resoluciones de la Corte Internacional de Justicia La Haya”, dijo Arce.
En el caso del oficialista Partido Acción Ciudadana (PAC), no pidieron cuentas a ninguno de los que participaron, indicó el legislador Marvin Atencio.
Sin embargo, él prefirió darlas a través de su Facebook y señaló que tal vez lo haga ante sus compañeros de partido.
Atencio y el liberacionista Olivier Jiménez afirmaron que llevaron a sus esposas al viaje, asumiendo sus gastos.
El oficialista comentó que también viajaron con sus respectivas parejas, el organizador de la gira, el libertario José Alberto Alfaro, y la independiente Carmen Quesada.
“Hay una relación social, comercial, humana, muy estrecha entre ambos países; lo otro que hay es un pleito político. No estamos legitimando ningún gobierno, ni hicimos el esfuerzo de querer reunirnos con el presidente”, adujo Atencio.
La gira por tierra nicaragüense incluyó varias reuniones en el parlamento de ese país, controlado por los sandinistas, las cuales se realizaron principalmente el viernes, así como hubo paseos por ciudades como Masaya, Granada y León, según lo reportaron medios de ese país.
Sin regresar. Aunque sus 11 compañeros regresaron a labores este lunes, el libertario Alfaro se quedaría dos días más en Nicaragua junto con su esposa, según informó la periodista de su oficina, Raquel Barboza.
Ella afirmó que desconoce las razones que retuvieron a Alfaro allá. Sin embargo, el jefe libertario, Otto Guevara, dijo que se trataba de reuniones con el secretario del Foro de Presidentes Legislativos de Centroamérica y el Caribe (Foprel), organismo que financió parte del viaje.
Guevara añadió que él y la otra libertaria, Natalia Díaz, le pedirán explicaciones a Alfaro a su regreso, sobre todo lo dicho y firmado durante la gira.
El presidente del Directorio legislativo, el liberacionista Antonio Álvarez Desanti, prefiere en cambio dar el capítulo por cerrado, aunque desconoce el documento que Alfaro firmó a nombre del Congreso costarricense.
“Es un capítulo que se debe dar por cerrado. Es claro que fue una posición personal, el diputado tiene derecho a dar sus opiniones. Esas manifestaciones no representan la posición oficial de la Asamblea Legislativa”, afirmó.
A pesar de las justificaciones dadas para ir a Managua, las críticas no han sido blandas.
Ottón Solís, del PAC, criticó que se fuera a visitar a un vecino que ha querido tomar tierra costarricense tantas veces.
“La visita fue al régimen, a la Asamblea dominada por el régimen, no al pueblo. Siempre habíamos estado unidos desde las denuncias por (isla) Calero. Ahora se hizo inevitable que las diferencias sean públicas y eso le da fortaleza a Ortega”, apuntó.
Mario Redondo, de la Alianza Demócrata Cristiana, añadió que le parece “inapropiada y equivocada” toda la intención del viaje.
“Sorprende ver a la jefa de la fracción del partido de gobierno (Laura Garro) y gente cercana al presidente, como Emilia Molina, en la delegación”, expresó.
Para Rafael Ortiz, de la Unidad Social Cristiana, este capítulo del viaje, luego de tantos atropellos del régimen sandinista a Costa Rica, es una ocurrencia y “mentecatismo diplomático”.