“Yo no confío en este gobierno, ni confío tampoco en este señor, Luis Guillermo Solís.”
Así resume la diputada del Frente Amplio (FA), Ligia Fallas, su posición con respecto a la actual administración que, para su gusto, es bastante similar a las de los liberacionistas Óscar Arias (2006-2010) y Laura Chinchilla (2010-2014).
Fallas mostró desconfianza hacia el Gobierno desde el miércoles, antes de votarse en segundo debate el préstamo de China por $395 millones para la ampliación de la ruta 32.
Ella fue la primera frenteamplista en negarse a apoyar el crédito, al considerar que las dudas sobre el proyecto todavía no se han aclarado.
Pero las diatribas contra el mandatario no son nuevas en la congresista, quien en diciembre atacó la decisión de Solís de levantar el veto a la Reforma Procesal Laboral.
Ayer Fallas aumentó los dardos contra el Poder Ejecutivo, esta vez, por permitir la concesión de la Terminal de Contenedores de Moín (TCM) a la empresa de capital holandés APM Terminals, así como por los logros que el gobernante enumeró en una cadena nacional de televisión el domingo por la noche.
“¿Cómo se le puede decir a una persona que entrega nuestros recurso naturales? Es que el artículo 121 inciso c) de la Constitución dice que los muelles no pueden salir del dominio estatal”, expresó Fallas ayer a La Nación , en el Congreso.
La diputada afirma que es consciente de que Solís heredó proyectos como el de la ruta 32 y el muelle de Moín; sin embargo, enfatizó que el presidente “habla de 30 años de desgobierno, pero él fue parte de eso”.
El jefe de bancada del FA, Gerardo Vargas, dijo que Fallas no sigue una línea de fracción y añadió que sus posiciones particulares no afectan el vínculo del partido con el Gobierno.