Un mantel con detalles navideños, finas copas y lujosos cubiertos de plata esperaban anoche, junto a un tradicional tamal, a la presidenta, Laura Chinchilla, en la casa del precandidato del PLN Johnny Araya, en Rohrmoser.
“Es una tradición que tenemos desde el 2009”, dijo Araya, en la entrada de su casa, para disipar cualquier duda de la prensa sobre los fines de la reunión.
Un motorizado del Tránsito alertaba de la llegada del vehículo presidencial. A las 7:51 p. m., Chinchilla bajó del auto escoltada por guardaespaldas de la Casa Presidencial, quienes tenían más de 30 minutos de estar esperándola frente a la residencia de Araya.
Al abordarla y consultarle sobre los fines de la reunión, Chinchilla aclaró de inmediato: “Es una velada estrictamente personal”.
“Año con año, don Johnny me invita a comerme un tamal con mi esposo, casi siempre en esta misma fecha”, agregó la mandataria.
También se le preguntó sobre si iban a tratar temas políticos en la reunión. Chinchilla lo descartó de inmediato.
“Yo preferiría hablar de otras cosas que no sean política, hay muchas cosas bonitas de las que podemos hablar en estos días”, respondió Chinchilla en medio de risas.
No obstante, minutos antes, había ingresado el diputado Luis Gerardo Villanueva, expresidente de la Asamblea Legislativa y político influyente de la Vieja Metrópoli.
El esposo de la mandataria, José María Rico, se había adelantado y ya la esperaba en la sala de la casa de Araya.
Al filo de las 8:15 p. m., Jorge Villalobos, colaborador de Johnny Araya, salía al frente de la vivienda para guiar a Fernando Naranjo, gerente general del Banco Nacional, y a su esposa, quienes se perdieron mientras llegaban a la cena.
Naranjo hizo alarde de buen humor y le preguntó a Araya que si en el menú había comida china.
Risas y un cierto rubor en el rostro de Araya fueron la respuesta a la consulta de Naranjo. De inmediato, los gritos de los aficionados del Estadio Nacional fueron bienvenidos para hablar de la Liga.