El canciller Manuel González se presentó ayer ante la prensa para detallar las medidas del Gobierno en procura de contener la ola migratoria de 3.500 cubanos que presionan para pasar de Panamá hacia Costa Rica. El Ejecutivo señala que esta vez no se darán tratos especiales y, responsabilizó a EE. UU. de mantener una política migratoria que estimula el tráfico de personas, al dar beneficios únicos a los cubanos. De seguido, un extracto de la entrevista con La Nación .
El Gobierno señala que EE. UU. mantiene un incentivo perverso para el tráfico de personas, ¿hasta qué punto Costa Rica espera un cambio de la Ley de Ajuste Cubano?
EE. UU. ha sido claro en que esas políticas no serán reversadas en el corto plazo. Es entendible y respetable. Es una decisión soberana, pero eso no nos impide el advertir de que estas leyes funcionan como ese imán para que las personas migren a los Estados Unidos, específicamente los cubanos, que son los que gozan de estos privilegios.
La crisis se aplacó en marzo, pero no se detuvo.
Hemos advertido de que había dos situaciones: la estructural y la coyuntural. Vivimos la coyuntural entre noviembre y marzo, la atendimos y logramos salir de ella, pero el problema estructural persiste y en la medida en que no sea debidamente abordado por todos los países, esta situación se va a seguir presentando, pues lo que se va a dar es la práctica no escrita de “mejor le paso el problema al país que sigue”. Eso es inadmisible.
Entonces, Costa Rica no le va a pasar este problema a Nicaragua, por lo que usted dice.
No, no se lo vamos a pasar, y además, Nicaragua ha tenido una política muy dura, muy diferente a la costarricense, no solamente en el tema de cerrar sus fronteras, sino de ver la situación como un problema de seguridad nacional. Son posiciones muy distintas a las que asume Costa Rica. Lo que sí vamos a hacer es no admitir a nuevos migrantes y aquellos que ingresen abruptamente al país, irregulares y violentos, no lo vamos a permitir.
¿Hasta qué punto el país puede mantener los dientes apretados y rechazar la migración?
Esperamos conciencia en el país y colaboración de toda la institucionalidad. Debo ser muy claro: no tenemos ni vamos a dar nuevas visas, ni apertura de nuevos albergues, ni atención como se dio en la ocasión anterior y, en el fondo, tampoco es una cuestión de voluntad; es una cuestión de imposibilidad material. Debemos rendir cuentas y dar la cara a nuestra ciudadanía. Es claramente percibido de que ya la ciudadanía no está en la disposición en que estuvo durante los cuatro meses (de noviembre a marzo).